En los últimos años hemos presenciado un crecimiento exagerado en los supermercados de productos procesados y ultraprocesados, los denominados productos de 4ª y 5ª gama. Estamos hablando de productos presentados en distintos formatos, ya sean congelados o refrigerados con caducidades más o menos largas según la elaboración y el envasado que no precisan ningún tratamiento previo a su consumo: simplemente abrir, calentar en algunos casos y consumir. Es más, algunos de estos envasados ofrecen la posibilidad de auto regenerarse a través de la liberación de unos gases en contacto con el oxígeno en el momento de abrirlos y ni siquiera tenemos que calentarlos.
Los alimentos procesados representan, aproximadamente, el 70% de los alimentos que consumimos habitualmente en nuestra dieta, y no nos olvidemos que este tipo de alimentación está directamente relacionada con la obesidad y enfermedades cardiacas.
Esto se debe al ritmo trepidante en el que la sociedad nos está abocando. Cada vez dedicamos más tiempo al trabajo y a actividades lúdicas y, evidentemente, eso se traduce en que cada vez dedicamos menos tiempo a la cocina y a la preparación de alimentos.
Nos venden estos productos alegando que son comidas equilibradas nutricionalmente y, sobre todo que son muy fáciles y cómodas de incluir en nuestras vidas: comprar, almacenar y consumir.
Como reacción a esta situación nace el movimiento real food o realfooding que no es más que una vuelta al pasado, a lo que consumían nuestros abuelos, priorizando el alimento sobre los nutrientes y repudiando todo alimento procesado o ultra procesado que contenga azúcares añadidos, aceites vegetales, sal… Se trata de erradicar de nuestras neveras y congelados todos los alimentos etiquetados como “enriquecidos con”, “bajo en”, “light” y otros calificativos que lo único que hacen es manipular el producto natural.
Pero empecemos por el principio. Este movimiento nace en el año 2013 de la mano del nutricionista andaluz Carlos Ríos utilizando las redes sociales como medio de difusión. Real food podría traducirse como comida real, comida natural sin manipulación.
El real food no nace con el objeto de convertirse en una moda ni se enfoca como si de una dieta se tratara, sino como un estilo de vida a través de la alimentación, buscando alimentos de calidad, frescos, y de temporada y, por supuesto, de proximidad.
Se refiere a los productos tal cual los conseguimos de la naturaleza con un mínimo de manipulación de manera que esta no empeore las propiedades saludables del producto. Estaríamos hablando de verduras, frutas, legumbres, huevos, leche fresca, cereales integrales, carnes y pescados sin procesar, hierbas y cafés e infusiones.
Son alimentos reales con un procesamiento artesanal al que se le retiran partes del mismo, por ejemplo las habas peladas a las que se ha retirado la vaina, o a las que se le añade algún producto (nunca más de cinco ingredientes) para facilitar su conservación como por ejemplo las legumbres en bote a las que se le añade salmuera. Estaríamos hablando del aceite oliva, yogures y lácteos fermentados, panes integrales, pescado en conserva, jamón y comida real congelada o envasada al vacío.
Es lo opuesto a la comida real. Son preparaciones a las que se añaden en su elaboración más de cinco ingredientes como harinas, azúcares, aceites vegetales, aditivos, sal, glutamato… Nos encontramos en este grupo los refrescos, zumos envasados, bollería, pan refinado, galletas, toda la gama de precocinados, snacks, carnes y pescados procesados, salsas comerciales y un larguísimo etcétera.
Es muy difícil competir con los productos procesados malos ya que hay detrás de ellos una infraestructura mastodóntica a nivel de publicidad y distribución. Tienen unos precios más que asequibles y son comodísimos ya que solo tenemos que comprarlos, almacenarlos y calentarlos, siendo el microondas el gran aliado de estos productos. En contraposición los alimentos reales suelen ser más caros y requieren de un cocinado a la manera tradicional. A pesar de ello, el beneficio en salud y calidad de vida es enorme por lo que vale la pena incluir esta filosofía de vida en nuestro quehacer diario.
Probablemente jamás habrías pensado que la obesidad y la desnutrición infantil son dos caras de la misma moneda, pero así es. Vamos a analizarlo.
Entre un 1 y un 2% de la población española es celiaca. A continuación os mostramos un resumen de los alimentos con gluten, sin gluten y los que entre sus ingredientes.
Te invitamos a que aproveches la navidad para transmitir salud a los tuyos, que disfrutes de la navidad con de la comida pero sin perder la esencia de comer saludable.
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