Consejos para mejorar la comunicación con los pacientes

Todos sabemos que la comunicación entre las personas es básica en todos los aspectos y ámbitos de nuestra sociedad, pero es especialmente importante cuando hablamos de salud y de pacientes, puesto que éstos pueden encontrarse perdidos y en muchas ocasiones su confusión es tal que no saben ni qué deben preguntar. Si queremos tener una buena relación con nuestros pacientes y conseguir así su colaboración será esencial que, como secretarios médicos, sepamos no solo comunicarnos con ellos sino que además esta comunicación sea fluida y efectiva. Ahora bien, ¿cómo podemos mejorar la comunicación con nuestros pacientes? Para conseguirlo, vamos a dar unos consejos prácticos y muy concretos que nos pueden ayudar enormemente.
¿Qué podemos hacer para mejorar la comunicación con nuestros pacientes?
– Hablar. Aunque parezca algo obvio, a veces no nos damos cuenta y no tenemos tiempo para hablar con ellos. Si hablamos con ellos de forma frecuente evitaremos que se aíslen. Pero debemos recordar algo muy importante y es que debemos evitar hablar con los pacientes cuando estamos nerviosos por algo. El hecho de estar nervioso o estresado hace que tengamos menos paciencia y esto repercutirá negativamente en la comunicación que queremos establecer. Es mejor esperar a tranquilizarnos y hablar con ellos cuando estemos más relajados.
En este punto también debemos tener en cuenta que hay pacientes que por su enfermedad pueden tener dificultades para hablar. Como es lógico, en este caso nunca hay que forzarlo, pues eso solo generará frustración. Debemos buscar métodos de comunicación alternativos (signos, dibujos, etc).
Si queremos mejorar la calidad de nuestra relación y comunicación podemos preguntarle sobre diversos temas para conocerlos mejor como gustos personales, sobre su oficio… esto hará que sienta que nos preocupamos por él como persona y no solo como un paciente más.
Y no olvidemos algo muy importante: mirarle siempre a los ojos mientras le hablamos. Esto le dará la sensación que realmente queremos hablar con él, estar con él.
– Prestar mucha atención a lo que se llama comunicación no verbal, que sería la comunicación de nuestro cuerpo, lo que llamamos lenguaje corporal. En esta comunicación no verbal encontramos puntos como el hecho de que siempre debemos colocarnos cerca de él, evitando estar haciendo otras cosas mientras le hablamos (claramente podemos hacer nuestro trabajo e ir hablando si el tema de conversación es banal, pero si queremos hablar de algo realmente importante, debemos dedicarle exclusivamente a él toda nuestra atención) y debemos situarnos a su misma altura, y siempre de frente para que podamos mantener siempre el contacto visual.
En muchos pacientes, facilita mucho la comunicación el hecho de mantener algún pequeño contacto físico con el paciente, como por ejemplo cogerle una o las dos manos, ponerle una mano en su brazo o pasarle el brazo alrededor de sus hombros. Estos pequeños gestos suelen transmitirles confianza y seguridad.
Podemos encontrarnos con pacientes que rehúyan cualquier forma de contacto físico, en este caso, nunca hay que acercarse más de lo que nos permita el paciente, respetando siempre su espacio.
– Vigilar con la anticipación excesiva de información que le ofrezcamos. Hay pacientes que no son capaces de asimilar mucha información de golpe, por eso, a veces es mejor no anticipar e ir dosificando la información a medida que ésta se vaya necesitando.
– No hacerle varias preguntas a la vez. Si queremos que la información sea realmente efectiva, hagámosle una pregunta, esperemos la respuesta, escuchándole con atención y después preguntémosle otra.
– Si el paciente tiene algún problema de visión o tiene dificultades con el reconocimiento de personas, presentémonos antes de empezar a hablar, esto le dará mucha seguridad.
– Un error muy común en el que caen muchas personas es hablarle a los pacientes (sobre todo a los más mayores) como si fueran niños. Nunca debemos olvidar que aunque estén enfermos, son adultos y debemos tratarles como tal. Podemos mostrarles afecto y cariño sin necesidad de tratarlos como a niños pequeños.
– Cuando queramos que recuerde cosas, como la medicación, los horarios, etc., apuntémosle lo que debe recordar en alguna libreta de notas o algún papel, siempre con palabras y listados sencillos y claros. Si al enfermo le cuesta leer, podemos apuntarle las cosas que debe recordar con dibujos o fotos.
– Quitar dramatismo a los errores, cogiéndose todas las situaciones con sentido del humor, pero siempre con el máximo respeto y sin ridiculizar.
A veces solo hace falta hacer pequeños cambios para mejorar la comunicación con nuestros pacientes. ¿Has comprobado que hay algún gesto, alguna palabra o alguna expresión que pueda mejorar la calidad de la relación con nuestros pacientes?