Beneficios de practicar mindfulness en la adolescencia

Beneficios de practicar mindfulness en la adolescencia
Si partimos de la premisa que el mindfulness es una disciplina que os ayuda a desarrollar una actitud de prestar atención al momento presente, entenderemos que es algo aplicable a cualquier momento vital. Entonces, ¿por qué no tenerlo en cuenta durante una etapa trepidante como la adolescencia?
Características de la adolescencia y el mindfulness
El ciclo vital de la adolescencia es un periodo en el que el individuo se encuentra en un proceso de continua transformación que implica a todos los circuitos neurológicos. Es interesante observar que en esta época de la vida el adolescente entra en una especie de tornado existencial que desmantela toda la infancia antes de asomarse a la edad adulta. Es entonces cuando el que hasta hace poco era un niño cruza puentes llenos incertidumbres, generando situaciones y vivencias que es necesario aprender a gestionar. Se trata de una etapa inevitable a la que el mindfulness tiene mucho que aportar.
A continuación destacamos algunos cambios importantes que se producen durante esta etapa de la vida y cuyas consecuencias serán fundamentales durante la juventud y la edad adulta:
- Desarrollo físico y maduración sexual.
- Necesidad de rebelión y transgresión.
- Lucha por la independencia y la autogestión.
- Creación de la perspectiva individual y vital.
- Desarrollo de recursos sociales.
Estos factores forman parte de un nuevo modo de situarse en el mundo y, experimentarlos implica también consolidar las características personales que terminarán por desarrollarse durante los años siguientes. Si un adolescente no aprende a gestionar sus emociones en la época pertinente es probable que cuando llegue a la edad adulta carezca de las herramientas para hacerlo y que, además, tenga que vivirlas en contextos menos flexibles y tolerantes que la escuela o la familia.
Las diferentes técnicas de mindfulness pueden ayudar a que los adolescentes acepten y entiendan las transformaciones que experimentan en su mente y en su cuerpo, lo que implica prestar atención a los mecanismos propios de este periodo de la vida y, sobre todo, aportar serenidad y calma a una personalidad que, de pronto, ha iniciado un desarrollo vertiginoso y precisa equilibrio y estabilidad para no fracasar en las ambiciones propias de la edad.
Flexibilidad, aceptación y empatía
Mediante las técnicas de mindfulness es posible conseguir que los adolescentes adquieran hábitos de flexibilidad y aceptación que les permitan asumir no solo las características propias del periodo que están viviendo, sino también las que vivirán en un futuro no muy lejano. Se trata de afianzar nuevas conexiones, mejorar las relaciones y afrontar los cambios inevitables en la adolescencia para alcanzar el bienestar y la estabilidad.
El mindfulness refuerza la capacidad de prestar atención a lo que sucede y recuerda la necesidad de ser más empático, más amable y más flexible. Todas las relaciones importantes en la vida se construyen a partir de estos principios, asociados con la plasticidad de la mente y con sus posibilidades de cambiar, mediante la experiencia, para dirigirse hacia un escenario de salud y armonía.
Mediante las diferentes técnicas de mindfulness, los adolescentes deben intentar aceptar que no son sus pensamientos, que no son sus sentimientos y que no son sus emociones, y deben, también, aprender a concederse permiso para experimentar a través de la perspectiva empática. Esta herramienta les faculta para comprender que los procesos son solo procesos y que la falta de atención a su mundo interior hace que pierdan de vista la indispensable necesidad de los cambios que ellos mismos viven y que observan también en los demás.
Con estas bases integrativas de flexibilidad, aceptación y empatía los adolescentes pueden visualizarse a sí mismos para tener un mayor grado de bienestar y, sobre todo, para adquirir dos capacidades que son muy necesarias en su cuerpo y en su mente: atención y calma.
Para acompañar este proceso es interesante que los adolescentes se hagan a sí mismos las preguntas incluidas en el Child and Adolescent Mindfulness Measure (CAMM) y en la Escala de Atención Plena en el Ámbito Escolar (EAP), que han sido utilizados con éxito en chicos y chicas cuyas edades se encuentran entre los 12 y los 18 años. Se trata de que indiquen la frecuencia, del 1 (nunca) al 5 (siempre), con lo que les ocurre en algunas situaciones del tipo “Me resulta difícil estar centrado en lo que está pasando en el momento presente” o “puedo sentir una emoción y no darme cuenta de ella hasta más tarde”.
Todo ello puede ir unido al rellenado de un diario en el que el adolescente pueda expresar sus reflexiones, mediante la escritura o el dibujo, como una vía para tratar de comprender y entender sus propias experiencias. Se trata de un elemento que, con el tiempo, se convierte en «el testigo amable de un proceso vital», porque allí toma nota de todo lo que le sucede, recoge sus experiencias y plasma el sentido que les otorga.
¿Has trabajado con adolescentes? ¿Cuáles son los aspectos que destacarías para trabajar con ellos a través del mindfulness?
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