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Meditar sentados en mindfulness

Meditar sentados en mindfulness

Escrito por Joan Bertran

La práctica del mindfulness ha popularizado la actitud meditativa mientras damos un paseo, comemos o realizamos cualquier otro acto cotidiano. Sin embargo, los ejercicios de meditación sedente o en posición sentada siguen siendo una parte importante de la práctica.

Recomendaciones sobre la postura en mindfulness

Cuando empezamos a meditar es importante tener presentes unas recomendaciones prácticas muy elementales. La mayoría de las personas considera que meditar es estar sentado en la posición de la flor de loto, pero para la mayoría puede ser incómodo y existen otras posibilidades.

Podemos meditar utilizando el zafu, un cojín redondo relleno de semillas de miraguano que suelen utilizar los monjes zen o cualquier otro cojín de meditación. Es cierto que si el cojín está relleno de un material natural que se adapta al cuerpo, resultará muy cómodo y confortable. Si decidimos sentarnos en el suelo, la recomendación general, una vez que decidamos adoptar la meditación como una práctica habitual en nuestra vida, es invertir en un buen cojín.

La segunda posibilidad para meditar es usando un banquito de meditación artesanal. En Japón, de donde son originarios, reciben el nombre de bancos seiza. Están fabricados en madera, tienen una altura aproximada de 20 centímetros y presentan una leve inclinación que permite adoptar una postura erguida de rodillas sin que los pies tengan que soportar el peso del cuerpo, ya que estamos cómodamente sentados con las piernas hacia atrás.

Tanto el cojín como el banquito, que han sido usados por los meditadores orientales durante muchos siglos, garantizan una postura erguida y cómoda que facilita la meditación. El precio de los dos es más o menos el mismo y en el mercado se pueden encontrar buenos proveedores.

La tercera opción, la más adecuada para personas con dificultades para sentarse en el suelo, es utilizar una silla cómoda que tenga un buen respaldo, de forma que nos sintamos recogidos a la altura de los riñones y la parte alta de la espalda. Tanto el cojín como el banquito de meditación o la silla son excelentes opciones. Algunas personas las alternan y las que tienen más experiencia o mayor flexibilidad pueden meditar incluso en el suelo. Si se está cómodo y en paz, todo está bien.

Aspectos a tener en cuenta en la meditación sedente

Cuando vamos a sentarnos para realizar un ejercicio de meditación, debemos tener en cuenta una serie de aspectos generales que nos ayudarán:

  • Hasta que la mente se habitúe a la práctica debemos intentar meditar siempre en el mismo lugar. Cuando ya estemos acostumbrados, podremos hacerlo en otros contextos, incluso hasta caminando, pero al principio es importante fijarnos el propósito de establecer el hábito. Asociar la práctica con un lugar concreto ayuda a fijar el hábito.
  • En cuanto a la condiciones del lugar, es ideal meditar en un sitio bien ventilado, silencioso y con luz natural. Si podemos encontrar un sitio próximo a una ventana con vistas al exterior —un paisaje o a un jardín— la práctica puede resultar muy inspiradora. A lo que debemos aspirar es a encontrar un refugio personal, un espacio apacible para encontrarnos con nosotros mismos.
  • Adoptar una pose cómoda y, en la medida de lo posible, sin zapatos ni prendas ajustadas. Como consejo general recomendamos que las rodillas estén más bajas que las caderas, que la parte baja de la espalda esté recta, sin generar tensiones, que la columna vertebral se mantenga erguida y que la cabeza esté alineada con la columna. Poco a poco se ha de ajustar la pose para que resulte cómoda y natural.
  • Si al principio no podemos seguir las recomendaciones, no hay que decaer. Lo importante es seguir la intuición. No debemos sentirnos constreñidos por ninguna regla. Lo verdaderamente importante es familiarizarse, poco a poco, con la práctica.

Un ejercicio tipo

Para una práctica sentados podemos partir de cualquier ejercicio que conozcamos, tratando de elegir una postura cómoda y relajada, sentados, manteniendo la espalda recta y sin tensiones. Podemos proponernos que con este ejercicio queremos observar lo que sucede, tanto en el cuerpo como en la mente y aprender a reconocer los puntos fundamentales de anclaje corporal, es decir, los puntos de referencia en los que podemos centrarnos para volver al presente.

En el mindfulness el concepto de anclaje siempre hace referencia a elementos que nos permiten detener el piloto automático para anclarnos, es decir, detenernos en el momento presente. Una vez situados, cerraremos los ojos y llevaremos la atención hacia la respiración sintiendo, por ejemplo, como al inhalar soy consciente de mi cuerpo y al exhalar calmo mi cuerpo. Al inhalar nos establecemos en el momento presente y al exhalar disfrutamos del momento presente.

Siguiendo esta pauta o cualquier otra que conozcamos, lo importante de las meditaciones sentados es que la postura sea lo suficientemente cómoda para mantenerla durante toda la práctica sin necesidad de modificarla.

¿Practicas la meditación regularmente? ¿Prefieres las meditaciones en movimiento o sedentes? ¿Por qué?

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