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Principales protocolos del mindfulness

Principales protocolos del mindfulness

Escrito por Joan Bertran

Las enfermedades Cardiovasculares incluyen un conjunto de trastornos del corazón y de los vasos sanguíneos. Son la principal causa de defunción en todo el mundo. Un tercio de esas muertes acontece precozmente en adultos de entre 35 y 64 años.

Los factores genéticos, metabólicos y el estilo de vida, relacionado con la actividad física y hábitos alimenticios, han sido las causas más investigadas.

Las intervenciones basadas en el mindfulness han crecido en los últi¬mos años y han llegado a convertirse, en un contexto global, en una práctica normalizada e incorporada al tratamiento integral de personas que sufren estrés, ansiedad y dolor crónico, entre otras dolencias. Aunque las modalidades de aplicación varían, existen dos protocolos que son los más extendidos.

 

La capacitación en mindfulness como requisito

Es evidente que la capacitación de los profesionales en el mindfulness es un elemento clave y restrictivo, porque solo así se puede garantizar su efectividad y las particularidades que tiene la intervención en función del contexto específico en el que se utilice. Por experiencia sabemos que cada vez que se inicia un programa de mindfulness dentro de un centro de atención primaria, clínica u hospital, surgen las tensiones y los obstáculos propios de la novedad. Es común encontrar que una buena parte de las personas ya conocen la técnica, mientras que otros siguen viéndola (quizá por prejuicios o por desconoci¬miento) como un recurso poco fiable.

 

La formación de un entrenador en mindfulness se basa en el estudio formal, en la experiencia y en el dominio de la técnica a partir de prácticas externas y procesos de supervisión. Se trata de un proceso gradual sujeto a una dedicación horaria determinada que varía en función de la institución que lo acredite y el tipo de certificado o titulación que se pretenda obtener. A nivel profesional puede accederse a este tipo de estudios por la vía de la formación continuada o gracias a másteres y especializaciones universitarias que precisan de un tra¬bajo de grado.

 

Un paso importante es introducirse en las diferentes técnicas que ofrece el mindfulness a partir de sus estructuras básicas. Es decir, aplicando los protocolos que permiten empezar con la práctica personal para poder utilizarlos, más adelante, con los propios pacientes en atención primaria o como técnica complementaria en otras áreas.

 

El protocolo MBSR

El protocolo MBSR (Mindfulness-Based Stress Reduction) en sus siglas en inglés o REBAP (Reducción del Estrés Basada en la Atención Plena) en español es un protocolo que consta de una serie de sesiones repartidas en ocho semanas, en las cuales se incluyen prácticas de yoga, revisión del cuerpo y meditaciones guiadas. El participante, además, se compromete a meditar (seis días a la semana durante 45 minutos, siguiendo las indicaciones contenidas en un audio), a realizar trabajos puntuales de autoobservación y a asistir a una reunión semanal de práctica grupal que dura dos horas y media. También se prevé un retiro, de un día de silencio, a partir de la sexta semana.

Este protocolo, inicialmente pensado para el control del estrés, ha mostrado beneficios en pacientes con dolor crónico y en otras patologías en las que es importante manejar, de forma genérica, situaciones de trauma, estrés y sufrimiento. Ha sido usado con éxito en pacientes oncológicos, con esclerosis múltiples, con asma bronquial, con psoriasis, con fibromialgia y con diabetes mellitus, entre otros. Las intervenciones que se basan en este protocolo tienen carácter psicoeducativo. Su finalidad básica es reducir el estrés, la sensación de malestar físico y la hiperreactividad emocional.

 

El protocolo MBCT

El protocolo MBCT (Mindfulness-Based Cognitive Therapy) o TCBM (Terapia Cognitiva Basada en el Mindfulness), derivado del anterior, es un protocolo más específico que combina la terapia cognitiva conductual y las prácticas de meditación mindfulness. Se realiza en ocho sesiones de 1 a 2,5 horas por semana, más un día adicional de práctica en silencio. Es un protocolo típicamente experiencial en el que el terapeuta sirve de guía y promotor de la indagación y la autorreflexión. Además, deben realizarse en casa prácticas diarias de 30 a 45 minutos con las técnicas aprendidas en cada sesión.

Este protocolo, desarrollado inicialmente para evitar las recaídas en depresión, ha demostrado, con ciertas modificaciones y adaptaciones, ser de utilidad en el manejo de los trastornos del estado de ánimo y la ansiedad, de las drogodependencias y de los trastornos derivados de la conducta alimentaria. Las intervenciones que se basan en este protocolo tienen carácter psicoterapéutico. Su finalidad básica es desarrollar habilidades y estrategias de autocontrol y equilibrio emo¬cional.

En personas sanas, estos dos protocolos han ofrecido resultados positivos en la mejora del bienestar general y en un aumento de la responsabilidad asociada con la elección de estilos de vida saludables, es decir, beneficios que per-miten optimizar las actividades de prevención realizadas en atención primaria. Los programas de mindfulness dirigidos a cuidadores no profesionales, en el entorno del hogar, han redundado también en una mejora notable de la cali-dad de vida del grupo familiar.

Ambos enfoques son válidos y puede usarse uno u otro en función de las necesidades detectadas, teniendo en cuenta que como el TCBM es de creación posterior en el tiempo, integra muchos aspectos del REBAP, con algunas particularidades añadidas que lo hacen un poco más ambicioso en su enfoque.

 

¿Conocías alguno de estos dos protocolos? ¿Cuál te era más familiar? ¿Tienes conocimiento de otros protocolos de mindfulness?

 

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