¿Qué es y cómo tener una actitud positiva?
En posts anteriores hemos ido aprendiendo a prestar atención a la respiración, a las sensaciones físicas, a los pensamientos y a las emociones. Siguiendo esta línea de trabajo a continuación nos centraremos en observar con atención cómo los pensamientos, las sensaciones y las emociones generan pautas de conducta, y cómo estas determinan también la manera, positiva o negativa, que tenemos de vivir la vida.
Tabla de contenidos
¿Qué es la actitud positiva?
Tener una actitud positiva es tener una actitud optimista ante la vida, así como una mirada esperanzadora e ilusionante ante el presente y el futuro. Es tener buena actitud y una actitud positiva no solo en el trabajo, sino también ante la vida.
Para explicarme mejor voy a dar algunos ejemplos de actitudes positivas que puede tener una persona: reconducir un conflicto y buscar un consenso, ver el lado bueno de la gente, no ser retorcidos y buscarle tres pies al gato, no criticar ni chismorrear, no quejarse todo el tiempo, aportar soluciones, ser creativos y resolutivos y enfocar nuestras energías a trabajar, a tener proyectos, a estar activos y a no caer en el desánimo.
Las mejores técnicas para tener una mente positiva
Sin ninguna duda, para mí la mejor técnica que hay para esto es la práctica del Mindfulness. ¿Quieres ser un experto en esta disciplina? ¡Échale un vistazo a nuestro curso de mindfulness!
De momento, y para empezar, te voy a dar un ejemplo práctico de mindfulness para llevar la atención a los pensamientos y emociones, que es importante en la medida en que nos enseña a trabajar con una nueva forma de abordar las dificultades. Aunque hayamos ido avanzando a lo largo de nuestra experiencia en el reconocimiento de la propia naturaleza de nuestra mente, es normal que haya mecanismos mentales muy arraigados que ofrezcan resistencia y que sean muy difíciles de abandonar y afrontar.
Por tal razón, en este ejercicio vamos a orientarnos hacia el proceso de identificar nuestros patrones negativos, reconociendo qué elementos nos indican su presencia, pero sin ofrecer resistencia, aceptándolos, permitiéndolos y dejándolos ser con amabilidad y desapego. Es un ejercicio práctico de síntesis que aporta nuevos elementos de respuesta frente a la dificultad. Lo ideal es que tomemos papel y lápiz y contestemos las preguntas que vamos haciendo para ir exteriorizando los problemas a medida que avanza el ejercicio. Esto nos permitirá observarlos desde otra perspectiva: la de tener el poder de abordarlos.
- ¿Cuáles son los eventos, las situaciones o los fenómenos que desencadenan en ti sentimientos de descalificación? (Identifica al menos tres).
- ¿Puedes discernir cuáles de ellos son internos y cuáles son externos? (Aclara cuál es cuál).
- Presta atención a qué pasa exactamente antes de que surja el pensamiento: ¿hay algún sentimiento particular?, ¿alguna emoción?, ¿algún recuerdo?
- ¿Cuál es el primer pensamiento que te viene a la mente cuando sientes que vas a caer en un estado de ánimo decaído?
- ¿Cuáles son las emociones que te acompañan en ese proceso?
- ¿Qué está pasando en tu cuerpo?
- ¿Dónde te gustaría estar en vez del sitio en el que estás?
- ¿Qué te gustaría hacer en vez de lo que estás haciendo?
- ¿Se te ocurre que hay algún modo, patrón o hábito que es reiterativo en tu vida con relación a este hecho?
Conclusiones del ejercicio
Los pensamientos pueden atraparnos basándose casi siempre en recuerdos generalizados, lo que nos provoca que tengamos solo un resumen sesgado de los hechos que realmente nos han ocurrido. Nos es fácil reconocer que los pensamientos son perturbadores, que a veces nos sabotean y nos causan la infelicidad. Y advertir esto es dar un paso decisivo para entrar en el camino de la felicidad.
Si realizamos este ejercicio en grupo y estamos dispuestos a compartir nuestros descubrimientos, abrimos una ronda de comentarios breves, intentando acotar las experiencias en el sentido de que lo común a todos ellos es que son eventos mentales que no estamos obligados a seguir. Los pensamientos no son hechos, y aunque sean frecuentes y penosos, eso no cambia su naturaleza: seguirán siendo un producto de la actividad incesante de la mente que, cuando actúa de forma automática, tendemos a creer y considerar como una realidad.
Con este ejercicio hemos invertido un momento en percibir nuestros pensamientos y sentimientos quitándoles carga emocional y concediéndonos, mediante la escritura, la posibilidad de abrir un espacio para reflexionar sobre su significado en nuestras vidas. Con ello, nos permitimos relacionarnos de manera distinta con nuestros pensamientos y entendemos que es posible cambiarlos para mejorar.
¿Se pueden estimular los pensamientos positivos?
Existen otros ejercicios que se focalizan en observar lo que pasa por la mente de forma atenta y sin juzgar anclándonos en la respiración, en el cuerpo o en los flujos de pensamiento y emoción, y aprendiendo a aceptar lo que pasa sin apego. Sin embargo, cuando la dificultad persiste y siguen presentes los problemas, podemos pensar que hay algo que no estábamos haciendo bien (un juicio subjetivo) o podemos dar la bienvenida a los problemas como una vía de conocimiento.
¿Te habías planteado alguna vez las preguntas que se sugieren en este ejercicio de mindfulness? ¿Cómo consideras que haces frente habitualmente a las dificultades y las adversidades? ¿Por qué crees que es importante aprender a gestionar los pensamientos negativos y a potenciar los de carácter positivo, para así poder llegar a tener una actitud positiva?
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