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Trabajar la aceptación en mindfulness

Trabajar la aceptación en mindfulness

Escrito por Joan Bertran

Si hemos vivido una experiencia desagradable intentamos mantener la mente alejada de los hechos que nos han molestado. Es lo que en psicología se conoce como mecanismo de evitación. Sin embargo, a través del mindfulness de lo que trata es de entrar en contacto con lo que consideramos amenazante, dañino o peligroso para aceptar lo que nos está ocurriendo.

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Un ejemplo de cómo el mindfulness nos ayuda a aceptar

Evitar lo que no nos gusta, alejarnos de ello y optar solo por lo que nos resulta placentero es una actitud humana y natural. Para ejemplificar esta situación tan frecuente, comentaremos el caso de una paciente que, por temor a reconocer y asumir que podía estar enferma, hizo caso omiso de una señal de alarma evidente. Esta paciente se detectó un pequeño bulto en el pecho, pero tenía tanto miedo de ir al médico que pospuso la visita en la suposición de que tal vez estaba exagerando y no se trataba de nada importante.

Pero un día, ante un desmayo y una crisis por agotamiento, tuvo que ser llevada a urgencias. Las pruebas que se le realizaron tras el ingreso confirmaron sus temores: se trataba de un cáncer de mama que, de haber sido detectado a tiempo, habría podido ser tratado de forma precoz y con mejor pronóstico. Es sencillo ver en este ejemplo que, por negar unos hechos y no afrontarlos desde el primer momento, la situación inicial se ha agravado de forma notoria.

Posteriormente, y en varias sesiones de mindfulness, la paciente pudo darse cuenta de que se sentía indefensa, le asustaba tener que dejar el puesto de responsabilidad que desempeñaba en el trabajo, temía lo que pudiera pasar con sus hijos y, en definitiva, no quería plantearse la posibilidad de enfermar. Es decir, fue consciente de que se negaba a admitir la impermanencia de la vida y de que su mente divagaba en un intento de encontrar razones o explicaciones que justificaran lo que le estaba ocurriendo.

Comprender que la enfermedad no era una condena y aceptar sus temores más íntimos fue de gran ayuda para afrontar un difícil tratamiento que, por fortuna, resultó exitoso. La práctica de mindfulness la acompañó en este duro proceso y le permitió entender que la enfermedad, la adversidad y el cambio forman parte de la condición humana.

 

Hacer frente o evitar

Para poner en práctica casos como el narrado en el ejemplo anterior, vamos a trabajar la disyuntiva a la que nos enfrentamos a la hora de evitar o aceptar hechos o situaciones difíciles, teniendo siempre presente que las probabilidades de hallar soluciones son más altas cuando aceptamos lo que nos ocurre. Este es el punto central de la sesión: cómo conducir al practicante hacia una conducta proactiva y resiliente.

  • No negar los hechos y aceptarlos no implica que tengamos la posibilidad de resolverlos, pero sí permite rebajar los niveles de estrés y de ansiedad que pueden generar algunas situaciones al aprender a tratarnos con mayor amabilidad tanto a nosotros mismos como a las personas con las que interactuamos.

 

  • Entender que no hay culpables y que en nuestras manos está relacionarnos con nuestras propias emociones para gestionarlas más asertivamente nos de- vuelve la posibilidad de ser responsables de nuestros actos. Y cuando asumimos esta corresponsabilidad con la vida nos estamos introduciendo en formas de resolución proactiva.

 

Una propuesta de trabajo en grupo

Para abordar este tema en un grupo necesitaremos un espacio tranquilo y acogedor en el que podamos sentarnos cómodamente para llevar a cabo las meditaciones que se proponen.

Las dinámicas que los participantes tienen que realizar son:

 

  • Escaneo corporal o body scan.

 

  • Meditación de pensamientos y sonidos.

 

  • Meditación para aceptar las dificultades.

 

  • Meditación de tres minutos: el reloj de arena o la clepsidra.

 

La palabra clave de esta sesión es «aceptar», así que podemos iniciarla con una dinámica de bienvenida con la que invitamos a los participantes a que definan con brevedad qué es para ellos la aceptación, qué cosas les gustaría aceptar y qué cosas han podido aceptar, y a que planteen si hay algo en especial que les gustaría trabajar en esta sesión.

Si algún participante se muestra reacio a compartir sus comentarios a todo el grupo conviene sugerirle que tome nota de ellos en su diario o agenda personal.

Es útil también comentar algún caso de pacientes o de profesionales que se enfrentan a situaciones en las que deben aceptar algo que no pueden cambiar. Por ejemplo, las listas de espera, la tardanza en obtener resultados de laboratorio, la baja de un compañero o una reducción drástica de plantilla. Tenemos que buscar algo que sea importante. En este punto no estamos pidiendo a los participantes que pasen de puntillas por las dificultades, sino que empiecen a nadar en zonas más profundas.

 

¿Has experimentado el mindfulness para desarrollar tu capacidad de aceptación? ¿Se te ocurren otras técnicas apropiadas para trabajar la aceptación?