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Transformar los hábitos con mindfulness

Transformar los hábitos con mindfulness

Escrito por Joan Bertran

Todas las personas deseamos tener vidas que no tenemos, estar en lugares distintos al que estamos o vivir experiencias diferentes a las que vivimos. ¿Dónde estamos cuando no estamos presentes? ¿Dónde va nuestra mente?

Explorar la mente a través mindfulness

La mayor parte de nuestra vida consciente estamos poco atentos. No sabemos dónde estamos ni por qué hacemos lo que hacemos, sino que repetimos de forma monótona hábitos y rutinas mentales. Es decir, tenemos patrones de comportamiento muy arraigados que se ponen en marcha de modo irreflexivo e inconsciente. La pregunta relevante que surge a propósito de esta forma mecánica de actuar es: ¿por qué no podemos hacernos cargo de nuestra vida de una manera plena? O dicho de otro modo: ¿quién controla nuestra vida cuando estamos ausentes?

 

La respuesta que el mindfulness da a esa pregunta es que quien toma el control de nuestra vida es el piloto automático, una forma de afrontar la vida en la que nos limitamos a repetir acciones y patrones que hemos fijado en nuestra mente a través de antiguos hábitos y rutinas. La creación de hábitos es una de las tareas que el cerebro lleva a cabo de forma muy eficaz para realizar, del modo más eficiente posible, acciones que se repiten en el tiempo. Es decir, para hacer lo mejor utilizando la menor cantidad de recursos disponibles. Los hábitos y las rutinas tienen una función clara y útil que intenta simplificar una serie de tareas que realizamos de forma cotidiana. Pero desde la perspectiva de las emociones, de los sentimientos y de los pensamientos, sobre todo cuando estos pueden llegar a afectarnos, no es nada recomendable. La vida, vivida de ese modo, deja de ser fascinante y enriquecedora.

Transformar los hábitos con mindfulness

Reconocer la falta de atención

Todo aquello que pasa por la mente, muchas veces de forma vertiginosa, no tiene una existencia real, sino que apenas es una interpretación de lo que vivimos. Así que no tenemos otra opción para conocer realmente lo que es real que detener el modo automático de percibir la realidad. Por esta razón debemos aprender la mejor manera de reconocer esos estados mentales automáticos y así, en lugar de reforzarlos y repetirlos hasta la saciedad, vamos a ir poco a poco desde el interior y hacia afuera para prestarles atención a través de la meditación.

 

La idea central es empezar a explorar la mente para descubrir que hay algo más allá que trasciende el pensamiento mecánico. Aunque no sepamos exactamente dónde estamos, estamos en algún lugar cuando estamos ausentes. Lo que vamos a intentar es volver de nuevo a casa, a contactar con el aquí y el ahora, por medio de la atención.
Cuando no prestamos atención es muy fácil experimentar dificultades en distintos ámbitos. Pensemos, por ejemplo, en una distracción inoportuna de nuestra mente cuando estamos conduciendo un coche. Está claro, vistas las estadísticas de siniestralidad en carretera, que un segundo de distracción puede acabar con la vida de muchas personas.
Si la falta de atención se ha instalado en nuestra psique como patrón mental, es muy probable que ni siquiera podamos reconocer que estamos sufriendo. Si por falta de atención ignoramos durante años el sufrimiento emocional que experimentamos, es probable que un buen día nos encontremos sumidos en depresión o abatidos por una tristeza muy profunda, sin herramienta alguna para salir de un estado al que, además, tememos. Y es en esta situación cuando nos preguntamos: ¿de dónde sale esta tristeza?, ¿cómo he llegado a este estado?

 

Empezar a reconocer que muchos de los problemas que tenemos se deben a la falta de atención es ya un excelente punto de partida. La práctica de la meditación mindfulness nos ayuda a reconocer que no estamos presentes y cómo podemos estar más atentos de modo intencionado y deliberado, es decir, cómo podemos elegir ser más conscientes.

 

A través de la práctica debemos ser capaces de reconocer cuándo estamos actuando en modo automático y cuándo estamos prestando atención cons-ciente. Para ello, debemos tratar de descubrir qué son las pautas de pensamiento recurrentes y, aunque sea de modo muy elemental, experimentar cómo nos afectan los patrones negativos de la mente. Reconocer la diferencia entre los dos estados es la pauta inicial para ir poco a poco educando la mente para hacer buenas elecciones. Intencionadamente prestamos atención a lo que hacemos en cada momento, como si fuera lo más importante, porque de hecho no tenemos nada más que el aquí y el ahora. Nos recogemos en esta sencilla práctica que está al alcance de cualquiera y experimentamos la transformación que ocurre en nosotros.

 

¿Qué hábitos piensas que son los más idóneos para transformar a través de las prácticas de mindfulness? ¿Conoces algún ejercicio que te haya servido?