Ver en positivo con mindfulness
Cuando una persona ha pasado mucho tiempo dialogando con su malestar, su ansiedad o su angustia le resulta realmente difícil cortar el diálogo interno y pensar en positivo. A menudo, cuando intenta hacerlo, siente incluso que está siendo desleal consigo misma al pretender abandonar hábitos que, pese a que no son sanos, son los usuales y los que de alguna manera le hacen sentirse segura. Veremos como revertir esta dinámica desde el mindfulness.
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Transformar nuestros pensamientos a través del mindfulness
Personas que han sufrido traumas, desengaños, decepciones, rechazo o situaciones de mayor o menor adversidad sienten que ya no pueden confiar en la vida y reaccionan acunando sentimientos de rabia y rencor que se aposentan en el fondo de la psique. Resentimiento, rencor, ira, rabia, que se convierten en tema de reflexiones recurrentes: «qué hubiera pasado si», «habría sido mejor hacer», «si me hubiera dado cuenta a tiempo». En suma, la mente vaga pretendiendo cambiar algo que ya no se puede cambiar. Y, así, vuelven una vez tras otra a ese mismo patrón de pensamiento disfuncional.
Cuando empezamos a reconocer los obstáculos, gracias a la atención, nos damos cuenta de que, en realidad, lo que está ocurriendo es que no podemos controlar lo que sucede ni cómo sucede, sino que solo podemos aspirar a modificar la manera en que estamos viviendo esas situaciones que tanta ansiedad nos causan. Está claro que no nos gusta sentirnos como nos sentimos, y ese es precisamente el punto de partida. ¿Qué te gustaría cambiar de tu vida? ¿Qué te gustaría cambiar de una situación en concreto o de un asunto en particular? No se trata de dejarnos llevar por las emociones que nos procura la situación, sino más bien detenernos a pensar desde una mirada diferente.
Los pensamientos recurrentes generan un círculo vicioso que destruye cualquier posibilidad de ver las cosas de forma diferente. Lejos de decrecer, los pensamientos encadenados de aversión y apego crecen y se multiplican. Los circuitos de tipo bucle en la mente instauran en nosotros patrones de ansiedad, y es ese modo de actuar el que debemos cambiar.
Descubrir nuevas formas de ver
Lo que vamos a trabajar cómo podemos abrir los sentimientos y las emociones fijas que nos condenan a ver la vida a partir de una única mirada. A lo que aspiramos es a generar más espacio entre nuestros pensamientos y los hechos que los provocan. La manera que tenemos de ver el mundo es la manera de relacionarnos con el mundo. A menudo creemos que estamos obligados a escoger entre dos opciones, la 1 o la 2, porque tenemos una disposición natural a la dualidad «sufriente». Pero en la mente no existe solo el blanco y el negro, sino también muchas gamas de grises. Esa mirada de las gamas de grises es muy necesaria en términos de mindfulness.
Somos muy conscientes de lo que tenemos y de lo que queremos, pero no somos capaces de ver cómo podríamos llegar desde el punto 1 al punto 2. ¿Qué deberíamos hacer para que esto cambiase? ¿Qué responsabilidad asumimos como individuos ante esos hechos?
La mente es un continuo, como un río, de pensamientos, emociones, sensaciones, percepciones, ilusiones y memorias que nunca para de fluir. Nos preguntamos de dónde vienen y nos preguntamos adónde van, pero la realidad es que, más allá de ese transitar, sufrimos por intentar apresar algo que es imposible apresar. Resulta que todo eso que fluye no son más que fenómenos insustanciales, no son reales en la medida en que los pensamos. Por ejemplo, el hecho de que aventuremos que podemos perder el trabajo no quiere decir de forma innegable que eso va a suceder. Que nosotros pensemos que nuestro hijo o hija vaya a tener un accidente no significa que eso sea lo que sucederá. La mente miente, la mente calcula todas las probabilidades simplemente como un ejercicio de comprensión y entrenamiento permanente. Especula sobre lo que sucede para entretenerse, para mantenerse activa. La atención plena nos permite desactivar ese mecanismo centrado en el hacer para poner a la mente a funcionar en el ser que vive el momento presente.
Es la atención, en función de la memoria, las experiencias y los patrones relacionales, la que intenta discriminar la profundidad y la importancia de los hechos que ocupan y distraen nuestra mente. El flujo de los pensamientos de la mente es como un rumor en el viento: parece real, pero no lo es. La rumiación parece real, pero no lo es. Por ello, debemos dirigir nuestra intención a tratar de desanclar los rumores falsos que ocupan la mente.
Si estamos distraídos o poco atentos, y no somos capaces de reconocer a tiempo el rumor y el proceso de los pensamientos, junto con la maleta de la culpa y de la vergüenza que se abre ante nosotros se echa a rodar de manera automática un modo de pensar muy nocivo que da vueltas siempre en torno a los mismos temas. Es un círculo vicioso del que debemos tomar distancia para poder observarlo como un patrón. Cuando no confrontamos correctamente la mente, por medio de la aceptación de lo que es, no hay ningún tipo de psicología positiva que pueda ayudarnos. La aceptación es la única herramienta que nos dota de la capacidad de ser co-creadores de nuestra realidad al ampliar nuestro margen de acción y de elección.