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Como administrar correctamente los medicamentos en pediatría

Como administrar correctamente los medicamentos en pediatría

Escrito por Jenifer Ferrer

Muchos padres primerizos e incluso ya algunos con experiencia demostrada en estos ámbitos, no tienen muy claro cómo administrar los medicamentos a sus bebés o niños pequeños.

El principal secreto es que realmente conozcamos y sepamos que verdaderamente el niño necesita de ese medicamento para su curación o mejora en su patología. Un niño puede percibir cualquier duda que tengas, lo cual hará que se resista a tomar el medicamento, sin importar lo que hagas, por eso es tan importante la actitud que muestres ante él. La única solución es que creas firmemente que estás haciendo lo mejor para él, es fundamental mostrar confianza y determinación y si es que no tienes el convencimiento de que el pequeño necesita ese medicamento que piensas suministrarle, habla primero con tu pediatra o con un profesional sanitario experto, en lugar de tratar de administrárselo sin estar totalmente segura/o.

¿Es seguro usar medicamentos en niños o debemos evitarlo?

Es muy relevante saber que no se deben administrar medicamentos a los niños si no han sido prescritos por su médico especialista. Es recomendable que los padres hagan partícipe al pediatra de los problemas que tiene el pequeño para tomar los medicamentos oportunos y aclaren en la visita todas las dudas que puedan tener respecto de las recetas que le hayan recomendado al niño/a.

Estos son algunos de los aspectos fundamentales que se deben consultar con el pediatra para poder administrar medicamentos a niños de forma totalmente segura:

  • Cantidad exacta de la dosis y periodicidad de las tomas.
  • Administración del medicamento antes o después de las comidas.
  • Posibilidad de mezclar las medicinas con leche, zumos u otros alimentos.
  • Qué hacer en caso de que se olvide administrar una dosis.
  • Cómo actuar si el niño vomita parte o todo el preparado.
  • Consultar si existe la opción de darle el medicamento concentrado o en forma de supositorios.
  • Preguntar sobre los posibles efectos adversos o secundarios

Principales errores al administrar medicamentos en niños. 

Los niños o pacientes pediátricos son el colectivo que mayor incidencia de errores se pueden cometer en cuanto a administración de medicamentos hablamos. Existen varios factores que hacen que aumente el riesgo. En primer lugar, es importante conocer la edad exacta del niño así como sus medidas, tanto en peso como en talla, ya que en pediatría debemos calcular dosis individualizadas de muchos medicamentos que queremos administrar, puesto que no existe una medicina pediátrica específica de todos los fármacos, sino que se reutilizan los medicamentos de adultos verificando la dosis para los más pequeños.

Por lo que por lo general, el principal error y más grave es la dosificación de dicho medicamento. Aunque parezca imposible, es más común de lo debido. El uso de cucharadas en vez de cucharaditas como se prescribe es una sobredosficación del mismo produciendo efectos secundarios de complicaciones mayores, como es por ejemplo una intoxicación del fármaco.

¿Qué debemos hacer si el niño no quiere tomar el medicamento? 

Si el niño odia tomar medicamentos y el pediatra considera que es fundamental que se lo administres, analiza la situación con tu pediatra. Pregunta por otros medicamentos, cuya dosis sea menor, que puedan ser ingeridos con menor frecuencia y que tengan un mejor sabor y sea más fácil de ingerir. También puede ayudar probar con una forma diferente, ya que algunos niños toleran más un comprimido machacado y mezclado con la comida que un jarabe con un gusto extraño y además de textura no muy agradable. Antes de tomar esta medida como nuestra salvación es importante siempre antes preguntar al pediatra si podemos mezclarlo con leche u otros alimentos que hayamos pensado, porque en algunos casos es totalmente inapropiado por su ineficacia.

Para asegurarse de que el niño ingiere toda la medicina es recomendable no mezclarla con grandes cantidades y verificar que realmente toma todo el alimento con la medicación mezclada que hemos preparado previamente.

Otra de las opciones es optar por los supositorios. Están especialmente indicados en niños que tienden a vomitar la medicina y es imposible dársela por vía oral. Hay que tener en cuenta algunas recomendaciones. Para colocarlos de forma correcta y evitar que el niño lo expulse, el supositorio debe introducirse en el recto por la punta roma o plana, no por la puntiaguda.

Hacer uso de algunos de los inventos que están disponibles en el mercado para ayudar a administrar los medicamentos a los más pequeños, como el chupete medicinal, que permite introducir en un compartimento anexo al chupete el preparado, para que este pase poco a poco a través de la tetina al niño.

Otro instrumento de utilidad pueden ser los biberones a los que se le puede insertar una jeringuilla con el medicamento para dar la dosis al pequeño mientras bebe el contenido del biberón y poder, de esta manera, adaptar la cantidad que se le administra a la respuesta del pequeño a su sabor.

Recomendaciones generales para administrar medicamentos de forma correcta: formatos, comidas, etc. 

Existen muchos métodos y evidentemente esto dependerá en gran medida de como sea el niño, es decir carácter y actitud y especialmente la edad que tenga el niño, evidentemente no es lo mismo un bebé que un niño de 7 años por ejemplo; qué tipo de medicamento debemos suministrar y el período que dura el tratamiento en concreto, pero sí que hay algunas sugerencias generales para que podamos administrarle la medicación que precisa de una manera menos traumática en general para todos, algunas de ellas son:

Recomendaciones generales:

  • Asegúrate de que el niño esté de pie o sentado en un ángulo de 45 grados al momento de tomar el medicamento. Esto reduce el riesgo de que se asfixie.
  • Si el medicamento es líquido, dáselo por un costado de la boca, cerca del centro de la lengua. Si el líquido va directamente al centro del paladar, el niño se atragantará. Pon las tabletas en la parte posterior de la lengua.
  • Cuando sea posible, disfraza el mal sabor de un medicamento. La mejor forma es mezclarlo con algunos de sus alimentos favoritos, como puré de manzana, yogur, flan, mermelada, helado o crema de chocolate.
  • Es posible que mezclar el medicamento con algún líquido no sea una buena idea, ya que una parte importante del medicamento quedará adherida a la taza, el vaso o el biberón. Si decides darle el medicamento con un líquido, utiliza una pequeña cantidad y asegúrate de que el niño lo ingiera por completo.
  • Si vas a usar una cuchara, elige una con medida, puesto que es más precisa que una común y corriente. Mejor aún, usa una cuchara plástica dosificada para administrar medicamentos.
  • Nunca te refieras al medicamento como si fuera un caramelo. Esto puede provocar una confusión potencialmente peligrosa. Simplemente, dile lo que es.
  • Bajo ningún concepto permitas que un niño tome sus medicamentos sin supervisión.
  • No negocies ni sobornes, o de lo contrario tendrá que pagar cada vez un “precio” mayor. Además, al hacerlo le das a entender que tomar medicamentos es una actividad negociable lo cual no es así. Cuando llegue el momento, puedes darle algo a elegir, por ejemplo, el recipiente del cual va a beber o la habitación donde lo va a tomar, pero nunca le des a entender que existe otra opción a cambio de la cual se tome su medicamento.
  • Si el niño no quiere tomarlo, no lo castigues. La mayoría de los medicamentos no tiene buen sabor y todos estamos programados para evitar los gustos amargos, que suelen ser venenosos cuando se encuentran en la naturaleza. Simplemente, insiste y sigue adelante.
  • Una vez cumplida la misión, no olvides darle un GRAN abrazo y las felicitaciones correspondientes por haber hecho un buen trabajo, ¡para ambos!

Es cierto que a pesar de que tomemos conciencia sobre la importancia de como dar el tratamiento que nos ha recetado nuestro especialista es lógico y normal preguntarse constantemente si lo estamos haciendo bien o no y más cuando se trata de nuestros pequeños, pero seguro que a partir de ahora siempre nos haremos una pregunta de vital importancia aunque parezca innecesaria:

Bibliografía

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