Cuerpo, mente y espíritu según el reiki
El cuerpo emocional está unido al físico. Es la capa energética siguiente al cuerpo físico, y a nivel energético lo clasificamos como la vibración de las emociones. La vibración de la energía es lo que hace que esta se manifieste de una manera más o menos densa en el mundo material. Albert Einstein ya nos habló de la frecuencia de vibración de la energía relacionada con su densidad. Todas las ciencias que han estudiado el ser humano de una manera holística han situado la frecuencia de las emociones entre el cuerpo físico y el mental, que viene a continuación.
Es importante que empecemos situando las emociones en nuestro ámbito de trabajo y con una definición igual para todos que nos permita avanzar desde el mismo escenario.
Por lo tanto, sin entrar en nombres ni en las clasificaciones de las emociones, vamos a proponer una definición y un concepto de emoción: La emoción es una respuesta automática del ser humano como consecuencia del juicio consciente o inconsciente que este hace a una situación que acontece en su vida.
Frente a un determinado escenario, el juicio que yo hago de eso es “malo” para mí genera emociones negativas, que son más fuertes en la medida en que yo lo considero “más malo”. Por otro lado, cuando en mi vida se da una situación que yo considero “buena”, se generan emociones positivas, que serán más y más fuertes en la medida en que yo considero “más bueno” aquello que está pasando, que pasó o preveo que pasará.
El origen de las emociones es tan antiguo como la propia humanidad. La emoción humana tiene que ver básicamente con el instinto de supervivencia. Cuando nos encontramos frente a un peligro real, podemos decir que la emoción es el desencadenante de la respuesta física del cuerpo frente a ese peligro. Es decir, primero con la mente vemos el peligro y automáticamente aparece la emoción. El ser humano solo tiene dos opciones en ese momento: el enfrentamiento o la huida.
Tanto para una cosa como para la otra el cuerpo necesita estar en tensión, a punto para la lucha o la huida. Es por ello que físicamente ocurren una serie de respuestas fisicoquímicas. Este proceso, que tiene lugar en el hipotálamo, el hipocampo y la amígdala cerebral, comienza con un estímulo, el pensamiento.
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El cuerpo mental
Desde el punto de vista de la psicología es común distinguir entre mente y cerebro, aunque la mente emerge del cerebro. A lo largo de la historia, científicos y filósofos han sostenido que el cerebro es condición necesaria, pero insuficiente, para que la mente realice sus funciones. Es decir, no identifican el pensamiento con la actividad cerebral. Por ejemplo, Howard Gardner, precursor de las inteligencias múltiples, considera que la mente es un conjunto de mecanismos de computación específicos e independientes.
Por estas razones, el reiki transpersonal sitúa el cuerpo mental energético a continuación del emocional. Esto es, con un nivel de vibración más alto que el emocional, pero más bajo que el espiritual. La diferenciación entre cuerpo físico y cuerpo mental, aunque estén unidos, puede ser la dualidad descrita por René Descartes: “Pienso, luego existo”.
Las neurociencias de la mente pueden considerarse una experiencia subjetiva creada por la actividad cerebral con el fin de producir un punto de referencia para el movimiento. Siendo así, la mente puede considerarse una función más del cerebro encargada de organizar la conducta hacia objetivos determinados y que produce una experiencia subjetiva conocida como “yo”, alrededor de la cual se organiza el movimiento (conducta). La función mental sería una propiedad emergente del cerebro, como la función digestiva lo es del aparato digestivo.
El cuerpo espiritual
En este punto es muy importante recordar una serie de postulados básicos del reiki
- La energía sabe.
- La energía hace.
- La energía puede.
En esta energía reside nuestra potencialidad de aprender, de hacer, de no hacer, de poder o no poder, y todo esto desde la felicidad y el amor. Esto es lo que hemos venido llamando el “yo profundo”, la esencia.
Por lo tanto, el ser humano tiene:
- Capacidad de aprender, saber, conocer y tener clara su propia identidad.
- Capacidad de hacer, no hacer, probar, equivocarse y volver a probar.
- Capacidad de vivir, sea cual sea la experiencia de vida, desde la aceptación y el amor.
Esta energía es intrínseca a todo lo que existe, porque es inherente a la propia energía; es el “yo profundo” o cuerpo espiritual. En él reside la verdadera felicidad, plenitud y amor. Tal vez deberíamos haber adquirido estos conocimientos antes, junto a todo lo que vamos a aprender sobre el cuerpo espiritual, ya que podríamos actualizar la felicidad y la paz en cada instante de nuestras vidas, y viviríamos en conexión directa con nuestro espíritu.