Claves para hacer un buen diagnóstico en osteopatía
En esta entrada hoy vamos a hablar de una disciplina relacionada con las ciencias de la salud, sobre todo con la fisioterapia y que poco a poco se va haciendo un hueco en el ámbito de la recuperación y la rehabilitación: la osteopatía.
Antes de todo, vamos a conocer un poco esta disciplina. Su origen se remonta a finales del siglo XIX, en los Estados Unidos. Esta ciencia, creada por un médico y cirujano, dio a conocer la relación entre el sistema músculo-esquelético y los otros sistemas orgánicos.
Hoy en día conocemos a la osteopatía como la ciencia y el arte de diagnosticar y tratar las disfunciones de movilidad de los tejidos del cuerpo humano, que provocan trastornos y perturban el estado de salud del organismo. La característica principal del cuerpo humano es el movimiento y el equilibrio entre los diferentes movimientos es la base para gozar de una buena salud.
El diagnóstico en osteopatía se puede realizar en tres ámbitos de tratamiento:
- Estructural. Trata las alteraciones musculares, esqueléticas y óseas.
- Visceral. Busca desequilibrio en órganos (riñones, páncreas, hígados)
- Craneal. Se centra en los huesos del cráneo, tanto del niño como del adulto.
El objetivo principal del diagnóstico en osteopatía es encontrar los desequilibrios y las disfunciones que provocan la alteración en los tejidos o estructuras para, posteriormente, poder tratarlos de manera manual.
Para ello, el osteópata realizará un interrogatorio al paciente, preguntando por cualquier antecedente traumatológico, operación, enfermedades infantiles, antecedente familiares. También puede interesarse por el estado emocional del paciente (situación personal, familiar, incluso laboral). El paciente explicará los motivos de la consulta, describirá su molestia corporal, la cual, normalmente, viene a ser un dolor, una impotencia funcional o una alteración de una o varias funciones de su organismo.
El profesional también podrá preguntar, si es necesario, por el tipo de dolor que siente, inicio del dolor, como y cuando lo nota, si aumenta con el movimiento o por el contrario desaparece. Si mejora o empeora con el reposo. Dentro del interrogatorio, el osteópata podrá hacer uso de algunas pruebas de diagnóstico por imagen, ya sea de partes blandas (TAC, resonancia, ecografía) o estructuras osteoarticulares (rayos X). Gracias a estas pruebas, podrá corroborar las sensaciones descritas previamente por el paciente.
Una vez el osteópata ha concluido la anamnesis, pasará a la observación para valor la postura del paciente, observará al paciente de frente y de espalda para valorar las simetrías y asimetría que el paciente pudiera presentar. También se realizará una observación lateral, para la valorar la postura anterior o posterior. Si después de esta observación, el osteópata necesita más información pedirá al paciente que podrá pedir que realice algún movimiento para valorar la funcionalidad y o equilibrio del movimiento voluntario del paciente.
Una vez ha valorado la movilidad activa del paciente, podrá valorar la movilidad pasiva, palpar zonas de tensión, valorar disfunciones mediante alguna test osteopático.
Poniendo un ejemplo, un dolor somático a nivel dorsal o en una extremidad superior, puede ser reflejo de una alteración visceral del estómago o del corazón. Esto es lo que se intenta descubrir durante el diagnóstico osteopático y, de esta manera, tratar la causa real de la patología y no tanto el síntoma, que en este caso sería el dolor de la espalda o bazo.
Todo lo que el osteópata vaya encontrando en el diagnóstico lo deberá ir apuntando en la historia clínica del paciente. Hay que recordar que el tratamiento derivará del diagnóstico, dependerá de la exploración corporal previa. Debido a ello, el tratamiento se realizará desde un enfoque personal y exclusivo del paciente.
Si, durante el diagnóstico, el osteópata advierte alguna patología no puede ser tratada por él y que requiera de la intervención de otro profesional sanitario (un médico, por ejemplo), deberá derivar al paciente al profesional que considere más adecuado para corroborar el diagnóstico hecho por el osteópata y realizar el tratamiento de dicha patología. Esta derivación debe garantizar un enfoque multidisciplinar del tratamiento del paciente.
Una de las características del diagnóstico en osteopatía es que muchos profesionales realizan diagnósticos diferenciales. Este tipo de diagnóstico consiste en establecer una relación entre las diferentes patologías que pueden desencadenar los síntomas y signos que el paciente refiere. Normalmente se suele hacer para facilitar la realización de pruebas complementarias que, junto con el descarte de patologías, derivarán en un diagnóstico de certeza.
El diagnóstico de osteopatía, para que sea seguro, debe estar realizado por un osteópata. Este es un profesional que está avalado por el Registro del Osteópatas del país en donde ejerce su profesión. En el caso de España el organismo que los regula es el Registro de Osteópatas de España (ROE).
Y tú, ¿te has tratado alguna vez por un osteópata? ¿Qué tipo de diagnóstico te realizó? ¡Explícanoslo!
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