Las posturas invertidas en yoga

La imagen de un practicante de yoga con la cabeza en el suelo y los pies en el aire causa muchas veces admiración y ganas de asumir el reto. Sin embargo, más allá de su espectacularidad, las posturas invertidas tienen unos enormes beneficios para nuestro sistema, y es por esta razón que las practicamos.
Desafiar la gravedad en yoga
Las asanas invertidas revierten la acción de la gravedad para el cuerpo: en lugar de que todo sea arrastrado hacia los pies, la orientación cambia hacia la cabeza. De manera similar, a niveles emocional y psíquico, estas posturas cambian el patrón normal, dando un nuevo aire a las antiguas formas de comportarse y de ser.
Habitualmente estas posturas reconstituyen y revitalizan, reducen el estrés y la ansiedad, aumentan la confianza en uno mismo y la capacidad de soportar grandes volúmenes de trabajo sin tensión. Las asanas invertidas estimulan la circulación sanguínea hacia el cerebro, nutriendo a las neuronas y eliminando toxinas. La sangre y el plasma que se acumulan en los órganos inferiores, la pelvis y el abdomen, es drenada hacia el corazón, circula por los pulmones purificada y se extiende por todas las partes del cuerpo. Este proceso nutre las células de todo el organismo. La sangre enriquecida también permite que la glándula pituitaria opere más eficientemente, equilibrando el sistema endocrino, mejorando el proceso metabólico e incluso los procesos de pensamiento.
Cuando el cuerpo está en una asana invertida, la respiración se vuelve lenta y profunda, maximizando el intercambio de dióxido de carbono y oxígeno, y habitualmente facilitando una respiración correcta. Además, los órganos abdominales –hígado, bazo, estómago, riñones, páncreas– reciben un poderoso masaje que les permite funcionar con mayor eficiencia.
Algunos ejemplos de posturas invertidas
Tradicionalmente se considera que el objetivo de estas asanas es sublimar la energía espiritual estimulando los chakras (o centros energéticos). Abriendo sushumna (canal energético que discurre a lo largo de la columna) se eleva kundalini (energía espiritual que se encuentra en la base de la columna) para alcanzar un despertar de consciencia. Aunque es improbable que kundalini se eleve solamente con la práctica de posturas, indudablemente las asanas invertidas mejoran la calidad de la concentración y por consiguiente de la meditación, afinando nuestro nivel de consciencia y permitiéndonos acceder a niveles de la mente sin explorar.
A continuación describimos las posturas invertidas más practicadas:
- Sarvangasana: postura clásica de inversión sobre los hombros. El área crítica de esta posición es el cuello, pues debe estirarse sin forzarlo. Los hombros se compactan y empujan hacia el suelo, los brazos paralelos, dejando los codos en el suelo, las manos se colocan en la zona media de la espalda. El resto del cuerpo mantiene la columna estirada, con un punto de fuerza abdominal para equilibrar la pelvis, y las piernas juntas y activas tiran hacia arriba. Las diferentes variantes con brazos delante, atrás, junto al cuerpo o sujetando la zona lumbar tienen diferentes grados de dificultad.
- Viparita Karani: es una postura invertida con similitudes con Sarvangasana, pero más suave. Incluso en caso de practicantes con movilidad reducida se puede practicar usando cojines y mantas como apoyos en vez de sujetarse con las manos para convertirse así en una postura de yoga restaurador. Al levantar las piernas hacia la posición vertical, los pies se relajan. En la posición final, el peso del cuerpo recae en el cuello, los hombros y los codos, mientras la espalda se coloca en un ángulo de 45 grados respecto al suelo. La barbilla queda entrada hacia el cuello sin presionarlo, podemos cerrar los ojos y relajarnos.
- Halasana: Es una postura de inversión muy habitual en toda clase de prácticas con flexión de tronco y que incide sobre la extensión del cuello, los hombros y toda la musculatura posterior en general. Hay diversas variantes, con brazos hacia atrás, brazos hacia delante o sujetando la zona lumbar. También existe la opción de flexionar piernas acercando las rodillas a los lados de las orejas o bien colocando los pies sobre mantas para adaptarnos a las posibilidades del practicante. Su variante dinámica es muy recomendable para entrenar la salida y la entrada fluida del ejercicio.
- Salamba Sirsasana: Esta inversión es una de las más clásicas, pero también controvertida, ya que no tiene por qué ser beneficiosa para todo el mundo. Se recomienda que al más mínimo dolor o incomodidad se deshaga la postura para intentarla en otro momento. Las patologías del cuello son tan comunes en occidente hasta el punto que algunos profesores han dejado de programar esta postura en sus clases. Si se opta por ese criterio, hay otras asanas que aparecen en este documento con beneficios similares que no comprometen la integridad del cuello. En caso de practicarla, hay muchas variantes de abordar esta postura. Desde la colocación del apoyo en la parte alta de la frente hasta la coronilla, desde el uso de las manos o los codos como apoyos, hasta la elevación de una pierna o las dos, dobladas y estiradas. Lo adecuado es empezar con las variantes más sencillas para entrar y salir del ejercicio de forma fluida con la guía de un instructor competente. En cualquier caso los apoyos elegidos modificarán la estática de la columna. Las extremidades inferiores tiran axialmente de la columna vertebral para compensar las asimetrías estructurales del cuerpo.
Las posturas invertidas deben realizarse en el entorno de una sesión completa que prepare al cuerpo y, si no somos practicantes expertos, con la supervisión de una persona que se dedique a la enseñanza del yoga.
¿Qué sensaciones experimentas cuando al final de la sesión realizas las posturas invertidas? ¿Cuál es tu favorita?