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Qué es el diagnóstico osteopático

Qué es el diagnóstico osteopático

Escrito por Belén Rallo

Osteopatía. Quien más y quien menos sabe qué es la osteopatía. Pero ¿sabes que la osteopatía tiene su propio método diagnóstico? ¿Sabes que tienen sus propias técnicas, pruebas, test para diagnosticar la disfunción y poder tratarla? ¿Te interesa conocer qué es el diagnóstico osteopático? Te invito a seguir leyendo.

Diagnóstico

Proviene del griego diagnostikós cuyo prefijo día significa «a través», y gnosis, «conocimiento» o «apto para conocer».

En medicina, se conoce como diagnóstico el proceso por el cual se identifica la naturaleza de una enfermedad a través de unas pruebas y la observación de sus signos o síntomas. Es decir, que es el procedimiento mediante el cual se identifica una enfermedad, síndrome o estado de salud en un paciente, algo fundamental para determinar el tratamiento que recibirá el paciente y cuál será su pronóstico.

Diagnóstico osteopático

Todo empezó en 1874, cuando el creador de la osteopatía, Andrew Taylor Still propuso un modelo diferente de diagnóstico y tratamiento, en el que el sistema musculo-esquelético representaba un papel central.

Antes de aplicar cualquier tratamiento osteopático, es imprescindible llegar a un diagnóstico correcto. Sin diagnóstico es imposible determinar el tratamiento adecuado.

En osteopatía, el objetivo del diagnóstico es triple:

  • ¿El trastorno es susceptible de tratamiento osteopático? El primer paso cuando un paciente consulta al osteópata es descartar la existencia de alguna afección que pertenezca al campo de la medicina convencional (por ejemplo, un cáncer o una fractura). En este caso, deberá remitirse al paciente al médico.

 

  • Una vez que se tenga claro que el trastorno puede tratarse con osteopatía, deberá localizarse el tejido responsable del dolor o el síntoma por el que acude el paciente, así como otras estructuras que también deben analizarse para llegar a un diagnóstico correcto.

 

  • Con base en el diagnóstico, se determinarán las técnicas más apropiadas para ese paciente en particular.

 

Con independencia del motivo por el que consulte el paciente (que la mayoría de las veces será el dolor), el proceso diagnóstico requiere unos pasos concretos:

  • Interrogatorio (anamnesis)

El paciente cuenta, con sus propias palabras, lo que le pasa. En este punto se escucha y plantean las preguntas adecuadas para sacar a la luz todo lo que ayude a determinar la causa del trastorno y los factores que puedan influir en la elección del tratamiento. Es un diálogo estructurado y, como tal, debe contener toda la información necesaria.

En este interrogatorio algunos de los temas que deben tratarse son: síntoma principal, antecedentes, estilo de vida, antecedentes familiares, la piel, el sistema respiratorio, la cabeza, la región urogenital, el sistema digestivo, cardiovascular, el aparato locomotor y el sistema nervioso.

El dolor es el principal motivo por el que las personas acuden al osteópata. Un interrogatorio exhaustivo para caracterizar el dolor dará muchas pistas para llegar al diagnóstico preciso. Y las características y los síntomas asociados al dolor pueden orientar sobre su causa y sobre la estructura que lo origina. Puede ser un dolor óseo, discal, ligamentoso, muscular del tendón, un dolor neurológico, por artrosis, visceral, inflamatorio o haber otros signos sospechosos como la fiebre.

  • Inspección

La inspección comienza desde que el paciente entra por la puerta: ¿Cómo camina? ¿Cómo se mueve? ¿Cómo se sienta? Se trata en fijarnos en la postura que adopta, cómo te estrecha la mano, la vitalidad (cansancio, decaimiento…), el estado de ánimo (ganas de hablar…) y todo aquello que te ayude a comprender lo que le ocurre.

La inspección se efectúa quieto (inspección estática) y en movimiento (inspección dinámica). Se debe prestar atención a la piel: manchas, hematomas, cicatrices, engrosamientos, bultos, varices, etc. Y observar el cuerpo en su conjunto y, después, en detalle, parte por parte.

  • Inspección estática

Se observa al paciente desde todas las perspectivas: anterior (se presta atención a las asimetrías en las diferentes zonas), posterior (si existe alguna alteración o asimetría en la forma del cuerpo) y de lado (se observan las alteraciones de la línea de gravedad y el aumento o corrección de las curvas fisiológicas de la columna vertebral).

  • Inspección dinámica: 
  • Se observan los movimientos globales del tronco, así como los de las diferentes regiones de la columna, en todas las direcciones. Lo mismo con las extremidades. Se anotan los movimientos restringidos y su amplitud, y aquellos que producen dolor. Una forma fácil y visual de hacerlo es usando la estrella de Maigne, en la cual cada movimiento está indicado con una flecha.

  • Palpación

Es, sin duda, la herramienta más importante de la que dispone el osteópata. Además de para diagnosticar, sirve para determinar la efectividad del tratamiento. Se puedes (y se debe) entrenarla mediante la práctica continua.

  • Palpación estática:

Se tiene que palpar las zonas en las que, mediante el interrogatorio y la observación previa, se hayan encontrado alteraciones. Se Puede hacer antes o después de la palpación dinámica (test palpatorios). Se tienen que buscar signos de disfunción somática. Para ello, se deben palpar tres estructuras: la piel (dermatoma), los músculos (miotoma) y el esclerotoma.

  • Palpación dinámica (Test palpatorios):

Sirven para detectar hipomovilidades, fijaciones (es decir, disfunciones somáticas). Son pruebas de movilidad de las diferentes partes anatómicas, que se usan para detectar estructuras con la movilidad reducida y determinar la técnica adecuada para esa disfunción concreta.

Mediante palpación, se evalúan tres características:

  1. La amplitud del movimiento.
  2. El dolor.
  3. El tipo de sensación final o end-feel (tipo de resistencia que percibe el terapeuta al final del movimiento pasivo de una articulación). Sirve para determinar cuál es la estructura que limita el movimiento (músculo, ligamentos y cápsula, hueso o edema) y, según cuál sea, decidir qué técnica aplicar.

También es posible detectar una hipermovilidad, aunque es difícil de apreciar mediante palpación. Se puede notar una sensación de mayor elasticidad del complejo articular y mayor amplitud del movimiento, con un aumento rápido de la tensión y la dureza según se acerca el final de la amplitud del movimiento.

Los test palpatorios pueden ser de diversos tipos. Los más usados son los siguientes:

  • Test de movilidad global o test de screening: permiten analizar de forma rápida la movilidad general de una zona, para después analizar con test específicos las áreas de hipomovilidad que se hayan detectado. Son test inespecíficos, ya que nos indican dónde está la restricción, pero no cómo es.

 

  • Test analíticos o de movilidad segmentaria: el objetivo es estudiar cada uno de los parámetros principales de movilidad de la articulación que se examina. Estas pruebas son específicas, ya que nos indican los movimientos que están limitados; es decir, nos permiten conocer el tipo de disfunción somática.

 

Otras exploraciones y pruebas

  • Examen neurológico:

El examen neurológico es necesario a veces, para descartar determinadas patologías, sobre todo cuando el dolor es de tipo neurológico (por compresión de una raíz o nervio). Se debe examinar: la piel (dermatoma), los músculos (miotoma) y los reflejos osteotendinosos. La exploración neurológica se hace comparando cada lado, para detectar asimetrías.

  • Test ortopédicos: 

Los test ortopédicos son pruebas que ayudan al diagnóstico diferencial. Hay muchos diferentes; se deben realizar solo aquellos que, según la sospecha que se tenga por las pruebas previas, ayuden a confirmarla o descartarla.

  • Pruebas radiológicas:

Las pruebas radiológicas sirven para descartar patologías que contraindiquen las manipulaciones: fracturas, trastornos degenerativos, tumores óseos (primarios o metástasis). Hay que hacerlas cuando se sospechen estas afecciones.

Por otro lado, a veces ayudan a llegar a un diagnóstico osteopático correcto.

Las radiografías pueden ser estáticas y dinámicas; se usan para valorar inestabilidades, asimetrías, signos de hipomovilidad, etc. Otras técnicas radiológicas son la tomografía axial computarizada (TAC) y la resonancia magnética nuclear (RMN).

  • Pruebas analíticas:

Asimismo, determinadas pruebas analíticas (como la velocidad de sedimentación globular y la proteína C reactiva) son útiles para descartar patologías inflamatorias, infecciosas y de otra índole, que contraindican la terapia osteopática.

  • Estudio del cráneo y las vísceras:

El diagnóstico osteopático no puede dejar de lado el estudio del cráneo y las vísceras. Tanto la bóveda craneal como los órganos poseen movilidad y su disminución provocará disfunciones, que pueden diagnosticarse y tratarse.

El diagnóstico osteopático craneal y visceral requiere los mismos pasos que el estructural: anamnesis, inspección, palpación, test de movilidad, estudio neurológico, examen radiológico y otras pruebas complementarias con sus peculiaridades.

Y así es el diagnóstico osteopático, un método propio de identificar las disfunciones y su origen para poder tratarlas con las técnicas osteopáticas, pero también para saber identificar los casos en los que se contraindica la terapia osteopática.

¿Qué te ha parecido? ¿Interesante? ¿Has descubierto algo que no conocías de la osteopatía?