La entrevista inicial o cómo empezar con buen pie en coaching
El coaching se ha convertido en algo fundamental en los últimos años, y quién se forme en esta disciplina tiene muchas posibilidades laborales ayudando a los demás. ¿Te interesa el mundo del coaching? Sigue leyendo este artículo y prepárate con un buen curso de coaching personal.
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Tabla de contenidos
La primera piedra del proceso de coaching
En la primera sesión nos interesará establecer un encuadre, que se define como el marco de la sesión. En el encuadre estableceremos los parámetros del trabajo que se realizará y obtendremos una primera visión del coachee.
También buscaremos explorar al coachee, sus conflictos personales, la forma en que se manifiestan y con quién, así como trabajar sobre los estados conocidos como estado actual y estado deseado, que se corresponden con las demandas y los objetivos de cliente. Y, por último, marcaremos los objetivos de las próximas sesiones.
Para preparar esta primera entrevista nos puede ser de ayuda plantearnos las siguientes preguntas: ¿Cuál será el tipo de relación que estableceremos con el coachee? ¿Cuáles serán sus objetivos? ¿Cuál es el estilo de comunicación que nos convendrá más?
Si buscamos respuestas de manera intuitiva lograremos que la sesión comience ya alineada de la mejor manera, en un ambiente propicio donde la energía de coach y coachee fluirán en una conversación natural. Así que debemos prepararnos para la llegada de nuestro cliente, respirar, visualizar, y en pocos minutos ya estaremos en condiciones de recibirlo para la primera sesión.
Los siguientes pasos
Lo primero que hay que hacer es el encuadre. Se trata de informar al coachee de qué trata el coaching, cuántas sesiones se harán, cómo serán, a qué te comprometes como coach, a qué se compromete como cliente y el coste de las sesiones, para que tenga un marco de referencia y sepa dónde está.
Pero ¿verdad que si empiezas de una forma tan cuadrada, poniendo normas, explicando cómo funciona y cómo no, y lo que se puede hacer y lo que no, no estarás creando el mejor entorno de confianza más allá de una estructura de normas? ¿Cómo puedes dar este primer paso y a la vez ir creando esta relación de confianza de la que estamos hablando contantemente?
Pregúntale al nuevo cliente por qué está aquí, mezclado con alguna explicación; que te empiece ya contando ciertas cosas de su vida. Es decir, no debes tomar la fase de encuadre como absoluta. Al principio, puedes ir variando preguntas sobre sus temas con las explicaciones más típicas del encuadre, como son el número de sesiones, horarios, precios, etc. Cuando preguntamos al cliente por lo que le trae aquí, es simplemente para que nos hable sobre su demanda sin profundizar demasiado. No estamos desarrollando el objetivo, sino sentando las bases y creando la relación.
El segundo paso es explorar al coachee. Para ello, profundiza en lo que lo ha llevado hasta ti. Ten en cuenta que en el proceso de coaching es muy importante lo que se pregunta y lo que no se pregunta. Habla, calla, escucha, señala. El coaching también es el arte de ejercer el control de la conversación, pero dejar espacio para que tu cliente exprese lo que tenga que decir. Las expectativas del coachee serán que le demuestres comprensión, empatía, que seas un experto en entender los conflictos en las relaciones humanas, que muestres pericia en la conducción de la entrevista, que logres el propósito que persigue la entrevista. Déjalo expresar, sentir, pensar. Deja que la conversación fluya.
Tras esto, llegará el momento de empezar a trabajar sobre el estado actual y el estado deseado. Cuando un coachee llega a una consulta de coaching en busca de un objetivo, trae consigo la carga de la insatisfacción por lo que no ha conseguido aún. A eso lo denominamos estado actual. Mediante una serie de preguntas, puedes conseguir que el cliente vea cómo cree que se sentirá una vez que el objetivo se haya concretado. Recuerda que a eso lo llamamos estado deseado.
Por último, cerrarás la primera entrevista definiendo objetivos que hay que cumplir para la siguiente sesión. Estos objetivos los relacionarás con lo que haya surgido en la sesión y ayudarán al cliente a cobrar conciencia de su demanda.
La primera impresión
El coachee llega a nosotros con la esperanza de conseguir un objetivo y, a veces, también de crecimiento personal. Para conocer al cliente, sus expectativas y sus objetivos es importante la impresión inicial que damos en la primera entrevista.
Entramos ahora más profundamente en cómo creamos la relación y conseguimos que esta sea de máxima confianza. Al principio es conveniente que hagamos preguntas de tipo general. Le podemos preguntar: ¿Qué te ha traído aquí? ¿Qué te ocupa en este momento actual? Esas dos preguntas alcanzan para que el cliente comience su proceso. Dejemos que el coachee responda como quiera. No hay que presionarlo para que lo haga deprisa. El cliente tiene sus tiempos y tenemos que respetarlos. Si es conveniente, nos quedaremos en perfecto silencio, mirándolo, dándole espacio para pensar.
Debemos estar muy atentos a lo que nos pasa como coach y el motivo por el que hacemos las preguntas. Es muy frecuente darse cuenta de que, a veces, las preguntas son simplemente por curiosidad o cotilleo, aunque nos contemos que son para entender mejor al coachee.
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