Mostrar más resultados

La influencia de la filosofía en el coaching

La influencia de la filosofía en el coaching

Escrito por Joan Bertran

Las disciplinas profesionales no surgen espontáneamente ni de forma completa, sino que se van gestando a través de largas marchas y procesos que se prolongan durante años, siglos e incluso podríamos decir que milenios.

¿Quieres saber más sobre el coaching? ¡Hazte experto en esta disciplina con un curso superior en coaching personal!

 

El origen del término coaching

En el siglo XV, la ciudad húngara de Kocs, situada entre Budapest y Viena, empezó a hacerse muy popular, por ser parada obligada de todos los viajes entre estas dos capitales. Empezó a ser común el uso de un carruaje caracterizado por ser el único provisto de un sistema de suspensión para dichos viajes, que destacaba por su comodidad frente a los carruajes tradicionales. Así comenzó a hablarse del carruaje de Kocs, como símbolo de la excelencia.
Es así como la palabra coach, derivada de coche, adoptó el significado de transportar personas de un lugar a otro. El coaching, de algún modo, también transporta a las personas de un lugar a otro, es decir, del lugar donde están al que quieren llegar. Si bien esta analogía del término coach nos resulta reveladora, debemos ir más allá para conocer las raíces de la profesión.

De Sócrates a Platón

La figura de Sócrates es la más referenciada cuando hablamos del origen del coaching. Lo cierto es que, como Sócrates, los coach “ayudan a que nuestros clientes examinen sus vidas para que merezcan ser vividas”. Para conseguirlo, la metodología se basa en el arte de la mayéutica, a través del cual el cliente encuentra su verdad o la verdad, con una función práctica para su vida. Según Sócrates, la mayéutica se basa en la capacidad intrínseca de cada individuo. Es una técnica que se fundamenta en preguntas y mediante la cual la persona llega al conocimiento a través de sus propias conclusiones.
En este sentido, el coaching es un recipiente vacío que, cuanto más “abierto” sea, mayor lugar dará al trabajo del conocimiento del cliente. En caso contrario, el coaching será limitado y deficiente. Otra influencia propia de la filosofía socrática es que ayudamos a que nuestros clientes, en ciertos momentos, sean conscientes de sus incompetencias, para luego estar en mejor posición frente a la consecución de sus objetivos. Saber que no sabemos nada es siempre un punto de partida imprescindible de la buena práctica del coaching.
En el pensamiento de Platón reconocemos la estructura de sus diálogos como sesiones de coaching primitivas. Una de las conclusiones más evidentes del análisis de sus diálogos es la importancia de las preguntas como herramienta de trabajo que potencia las conversaciones y que sirven de método para la adquisición del conocimiento en nuestros clientes. Las preguntas poderosas y la escucha activa son las dos herramientas o habilidades más importantes que un coach debe aprender para transformarse en un verdadero catalizador del otro. De hecho, gran parte de la formación en coaching consiste en el desarrollo y el fortalecimiento de estas habilidades.
Asimismo, como Platón, entendemos la educación como formadora del carácter. Nuestro trabajo consiste en ser catalizadores del autoconocimiento, tanto del espíritu como del cuerpo, la mente, el corazón y las relaciones sociales de los clientes. El conocimiento de uno mismo es el marco a través del cual los clientes pueden acceder a un desempeño extraordinario, producto de un proceso de aprendizaje fuera del alcance técnico y formal. El autoconocimiento se transforma, de esta manera, en la fuente real de todo proceso de coaching.

La influencia de la filosofía en el coaching

La huella de Aristóteles

Es sabido que Aristóteles, como realista, se contrapone diametralmente a la filosofía idealista de Platón. Sin embargo, el coaching consigue integrar las ideas de ambos. Por ejemplo, Aristóteles nos ha enseñado a trabajar principalmente en el aspecto del “apetitivo intelectivo, que se refiere a los honores, los reconocimientos y la autorrealización del ser humano. Nos dice, básicamente, que el hombre y la mujer pueden llegar a ser lo que deseen.
Podemos pasar del ser, entendiéndolo como “lo que nos viene dado” o primera naturaleza, al deber ser, nuestra segunda naturaleza. Del ser (es decir, allí donde estoy ahora mismo) al deber ser (allí donde quiero llegar) hay un camino que recorrer, posible y con un fin en sí mismo.
Siguiendo en la misma línea, Aristóteles nos ha mostrado que la búsqueda de la felicidad es uno de los motivadores más importantes del ser humano, siendo algo que persiste en el siglo XXI. Aristóteles nos explicó que la metodología básica para llegar a ser lo que debes ser es la acción a través del hábito. La acción, como es evidente, es una de las claves de la profesión. Sin ella, las sesiones de coaching no tendrían sentido alguno.

La influencia de la filosofía en el coaching

Podríamos seguir enumerando pensadores que aportan ideas e inspiración al coaching, pero con estas tres figuras destacadas nos hacemos una idea clara de que el coaching, siendo una rama profesional contemporánea, en su esencia es una actividad milenaria.

¿Qué otras influencias citarías? ¿Cuáles consideras más inspiradoras?