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Redes sociales y salud mental

Puntos clave

Puntos clave

  • El uso continuo de redes puede generar comparaciones negativas, baja autoestima y sentimientos de soledad cuando se observa solo lo idealizado de otros.
  • Establecer límites de tiempo, elegir contenido positivo y seguir cuentas que inspiran puede mejorar el bienestar en lugar de perjudicarlo.
  • Usar las redes con intención consciente (interactuar en lugar de sólo consumir, desconectar, cultivar relaciones reales) fortalece la salud mental frente al exceso digital.

Escrito por Equipo Editorial

Cada día se dan más de 4 millones de likes.

El 80% de la población entre 16 y 70 años usamos redes sociales ¿para qué? Prácticamente para todo:  hablar, ligar, comprar, informarnos, comprar, entretenernos, odiar… etc.

Las redes sociales han modificado por completo nuestra concepción del mundo y esto tiene un impacto en nuestras vidas, y sobre todo en nuestra salud mental. En esta guía analizamos el uso que hacemos de los canales sociales y las consecuencias que tiene en nuestra salud mental. Además, te ofrecemos unas recomendaciones y consejos para que el uso de las redes sociales no afecte a tu bienestar emocional.

 

El uso de las redes sociales y su impacto emocional

Redes sociales: ¿uso o abuso?

La media de edad con la que se empieza a hacer uso de los canales sociales oscila entre los 8 y los 9 años.

En el caso de los adultos, a pesar de que la media de uso diario es de 1h y 30 minutos, conceptos nuevos como FOMO (ansiedad por estar desconectado/a) han venido para quedarse. Ya hay estudios que prueban que el empleo excesivo de las RRSS puede provocar dependencia psicológica (Jiménez y Pantoja, 2007).

¿Qué ocurre cuando queremos conectarnos y no hay cobertura?

¿Qué ocurre si pasamos un día entero en un lugar sin conexión y no hemos podido estar al día de algún evento en línea multitudinario?

¿Qué ocurre si olvidamos nuestro móvil o se queda sin batería?

¿Cómo nos sentimos después de estar mirando cuerpos y vidas de ensueño en Instagram por horas?

¿Qué ocurre con aquellas personas que no tienen habilidades sociales y usan las redes como sustituto comunicativo con el resto de personas?

Nos hemos acostumbrado a estar conectadas permanentemente y el servicio de notificaciones hace que no pueda pasar mucho tiempo sin tener noticias de una u otra red social. Esto hace que nuestro cerebro se acostumbre y, cuando dejamos de recibir dichos estímulos siente ese “vacío”, esa necesidad de interacción social, de gratificación instantánea.

Un abuso del uso de las redes sociales nos puede llevar a utilizar estrategias inadecuadas de afrontamiento, entre otros problemas psicológicos. Además, para las personas que ya de base tienen unas habilidades sociales escasas, las redes sociales tienen un efecto potenciador y perpetuador de este estado, provocando aislamiento ya que pueden dejar de lado las pocas relaciones presenciales que tengan.

 

Efectos positivos y negativos del uso de redes sociales.

Como toda herramienta, tiene sus ventajas y sus desventajas. Vamos a enumerar algunas de ellas:

ventajas e inconvenientes de las rrss

 

Impacto emocional personal y social

El uso de las redes sociales ha modificado nuestra forma de entender el mundo, nuestra manera de relacionarnos con las demás personas, y también el modo de relacionarnos con nosotros mismos.

El impacto en nuestra salud mental se ha hecho evidente porque nos ha llevado a polarizar nuestras emociones, a hacerlas más volátiles.

En cuanto a la manera de relacionarnos y comunicarnos hemos sustituido la expresión emocional en palabras o gestos por emoticonos, stickers, gifs o memes.

memes rrss

Ahora nos vemos obligadas a dar parte de nuestros días en redes para que no parezca que no vivimos o que vivimos infelices. La imposición de la felicidad.

Pero, ¿son las redes realmente un fiel reflejo de nuestra sociedad, de lo que somos?

Más adelante responderemos a esta pregunta, pero sin duda consumir permanentemente esta imposición de la felicidad altera la percepción de nuestra propia vida y, esto tiene efectos en nuestro autoestima.

¿Qué ocurre con las emociones desagradables y las redes sociales?

Solo han dejado lugar al odio y con ello se ha creado una nueva figura: los haters. Personas que proyectan toda su ira detrás de una pantalla hacia otras personas, empresas, instituciones de la forma más despersonalizada y cruel, como si el mensaje lo recibiera una máquina y no hubiera otra persona al otro lado de esa cuenta, con sentimientos y emociones. ¿Se comportarían igual en persona?

Entonces, ¿todo es malo? ¡desde luego que no!

Las RRSS nos han permitido crear y mantener unas conexiones entre personas mucho más fuertes, fomentando la comunicación activa y así, de este modo, reduciendo la soledad y sus consecuencias nocivas.  También ha permitido a muchas personas crear sus negocios y potenciar su marca personal,

Gracias a las redes sociales hemos podido compartir experiencias similares con otras personas y sentir que lo personal es político (por ejemplo, con el movimiento #metoo, tan necesario y que ha ayudado a tantas mujeres, poniendo de relieve una realidad silenciada por años).

De la misma forma, son una amplia fuente de información y eso nos ha permitido saber más sobre muchos temas en función de nuestros intereses.

 

Redes sociales y autoestima

La autoestima es un concepto que tiene mucha importancia en nuestra sociedad (me refiero a la occidental). Está considerada para muchas personas como algo imprescindible, un objetivo para una vida sana y saludable… y se vuelve más relevante cuando se trata de obtener éxito.

 

¿Alta o baja autoestima? La moto que nos han querido vender

Probablemente, todo esto tiene que ver con ciertas “reglas verbales” que se transmiten de unas a otras personas, por ejemplo, cuando se dice:

“Para tener éxito, tienes que tener confianza

“Sin no confías en ti misma, ¿qué esperas conseguir?

«La autoestima es un sentimiento basado en sentirse capaz y amado». – Jack Canfield

«Existe una evidencia muy grande de que mayor sea nuestra autoestima vamos poder tratar mejor a los demás». Nathaniel Branden

Con estas frases se transmite una idea: confianza es igual a éxito. Y no sólo eso; nuestra mente, muy inteligente, llega sola a la conclusión de que: desconfianza es igual a fracaso. ¡Así funciona nuestra mente! Y esto es en este caso porque siendo criaturas, con el lenguaje, aprendemos palabras y con ello polos opuestos (frío/calor, bueno/malo, amor/odio, éxito/fracaso, salud/enfermedad, felicidad/infelicidad…) Así, nuestra mente, nuestro cerebro, puede catalogar más eficazmente todo lo que procesa y ahorrarnos energía innecesaria. Sí, no hay más misterio, nuestra mente funciona bajo la ley del mínimo esfuerzo.

Si realmente fuera verdad lo que transmiten esas frases, sería imposible tener éxito sin confianza, y ¿quién no ha logrado resultados sin toda la seguridad y confianza de su lado?

No es aconsejable fiarse siempre de los pensamientos y creencias   de las cuales se compone la mente social (sociedad). La relación entre el éxito o el fracaso no es una ley natural porque hay excepciones. ¿Qué es? Una regla verbal (cuando hablo de regla verbal me refiero a una cualidad humana, pues sólo nosotros tenemos lenguaje y capacidad de razonamiento), una relación que para la mayoría de las personas tienen sentido y lógica, y por ello lo aceptamos como cierto, sin embargo, aunque muchas veces se cumpla… ¡no es una ley!

Ahora que sabemos que la confianza, aunque lo hace más cómodo, no es imprescindible para el camino al éxito … Vamos a empezar a cuestionar ciertas ideas y a adentrarnos en lo que realmente puede ser la autoestima y qué papel juega en nuestras vidas.

Para empezar, definamos qué es la autoestima. La gran mayoría diría: lo mucho que se quiere una persona, la alta estima que se tiene.

Así, asumimos que estimar es igual a querer. Pero resulta que estimar también puede significar “medir”.

Por ello,  la autoestima es la medida que hacemos de una misma. El juicio sobre la información que tenemos de nosotras mismas.

¿Qué información medimos, qué juzgamos? Aquí debo introducir otra palabra: autoconcepto. Es la información que tenemos sobre nosotras mismas. Proviene de dos fuentes: lo que nos digan los demás y cómo hayamos vivido hasta ese momento.

En nuestra sociedad se nos enseña a evitar las emociones y/o pensamientos desagradables y nos decimos cosas como “no te preocupes”, “todo irá bien”. Si a estos mensajes sumamos el continuo bombardeo por redes sociales de mensajes positivos y empoderantes, no dejamos a la persona espacio para sentir emociones tan naturales como la incertidumbre o la duda.

Teniendo esto en cuenta, ¿Qué hará esta persona cuando le proponga hacer algo nuevo?

“El problema es que cuando no hacemos nada, también aprendemos. Es decir, si a la persona que ha dejado de hacer algo porque se sentía mal, le preguntamos “¿por qué no lo hiciste?”; probablemente responderá: “porque no sé, no puedo”. Y estas frases (reglas verbales) irán directas a nuestro autoconcepto condicionando la siguiente vez que tengamos que afrontar algo, y como consecuencia en el futuro ya no sentiremos incertidumbre o duda, sino más bien, miedo y fracaso. Y así sucesivamente, si se sigue evitando.” (Miguel Ángel Manzano, 2010)

Seguro aparecerá un pensamiento: “¿Y si fracaso?”

Entonces, felicidades por fracasar y felicidades por triunfar. Después de haberlo probado te conoces mejor, sabrás qué puedes hacer y qué no. Podrás descubrir qué capacidades es necesario que entrenes, si es que son importantes para ti. Si no afrontamos estas situaciones la probabilidad de éxito es del 0%, si lo intentamos, como mínimo será mayor a 0.

 

¿Alta y/o baja autoestima? Mejor autoestima ajustada/desajustada.

Analizando lo que habitualmente se entiende como “baja autoestima”, descubrimos que son ideas/creencias/pensamientos que la persona tiene, pero poco fundamentada en fracasos que haya experimentado realmente.

El conocimiento que tienes de ti debe nacer de tu propia experiencia, no de lo que digan los demás ni de lo que nunca intentaste, porque en ese caso la autoestima estaría desajustada.

 

Consejos para un uso saludable de las redes sociales

Prevención: alfabetización de medios

La alfabetización de medios tiene como objetivo formar a las personas como pensadoras críticas en relación a los mensajes producidos por los medios de comunicación y las redes sociales y, así, desarrollar herramientas que les permitan resistir la influencia de ciertos mensajes.

Por ejemplo, en el caso de programas de prevención de los TCA (Trastornos de la conducta alimentaria), el uso de la alfabetización de medios está dirigido a desarrollar habilidades para resistir la presión social en relación a los mensajes relacionados con la delgadez, al igual que promover el desarrollo de una imagen corporal saludable y un aumento en la autoconfianza y poder tener una autoestima ajustada mejorando las habilidades de comunicación.

Es muy importante trabajar el pensamiento crítico en una sociedad donde la información puede venir desde cualquier lugar y desde cualquier persona y podemos mostrar al mundo lo que queremos, que no siempre tiene que corresponderse con la realidad.

 

¿Cuáles son las líneas a trabajar?

  • Hacer psicoeducación sobre los sesgos cognitivos. Un sesgo cognitivo es un efecto psicológico que produce una desviación en el procesamiento mental, lo que lleva a una distorsión, que se da sobre la base de la interpretación de la información disponible.
  • Fomentar la consciencia de toma de decisiones, acciones y consecuencias derivadas de ellas. Fomentar la empatía y ser conscientes del impacto de nuestras acciones, así como el impacto que provocan las acciones del resto.
  • Mejorar nuestros hábitos de pensamiento. La forma en la que pensamos.

 

Tips para un uso saludable de las redes sociales

Antes:

  1. No aceptes a contactos que no pertenezcan a tu círculo de amistad en la vida real.
  2. Protege tu privacidad: valora si quieres tener privado o público tu perfil o incluso si te vale la pena tener dos para separar lo personal de lo profesional.
  3. Cuida tu información y datos personales: ten cuidado con lo que compartes y a quién, no sabes el uso que pueden hacer de esa información.
  4. Crea listas en función de los intereses, te será más fácil luego buscar información en función del objetivo que tengas.
  5. No compartas tus contraseñas ni las grabes en un documento, ordenador o dispositivo móvil, sobre todo si es de uso compartido. ¿Le darías tus llaves de casa a cualquiera?
  6. Preguntarte: ¿Para qué quieres entrar en esta red social? ¿Puedes hacerlo por otro canal? (presencialmente) define tus objetivos.
  7. ¿Es muy tarde? Intenta dejarlo para mañana, pasar tiempo frente a pantallas justo antes de ir a dormir puede perjudicar la calidad y cantidad de sueño durante la noche.

Durante:

  1. Piensa que aquello que publicas y compartes, queda registrado y puede ser utilizado por cualquiera.
  2. No compartas datos de terceras personas sin su consentimiento. No hagas lo que no te gustaría que te hicieran.
  3. En la misma línea, respeta al resto de personas. Unas malas palabras o insultos, pueden doler más tras una pantalla que en persona.
  4. No digas ni hagas algo que no te atreverías a hacer en persona, sigues siendo tú, aunque sea tras una pantalla.
  5. No permitas que te amenacen, atemoricen o humillen. Hoy en día todas las redes tienen canales de denuncia, decide si te vale la pena enzarzarte en una discusión virtual o dedicar tu tiempo a cosas y personas más agradables.
  6. No mientas, pero recuerda que el resto puede hacerlo. No te creas todo lo que ves. Sé crítica con el contenido que recibes o consumes.
  7. No te compares con nadie. Las comparaciones no son odiosas, son inútiles. Jamás serás esa otra persona, solo puedes ser una mejor o peor versión de ti misma. Compárate siempre contigo, nunca con el resto.
  8. Si encuentras un contenido que te genere inseguridad o desagrado, evítalo o bien utiliza los canales de denuncia para avisar de contenido inapropiado.
  9. Ten precaución con las citas con aquellas personas que hayas conocido únicamente a través de internet, intenta ir acompañada la primera vez.
  10. Cierra siempre las sesiones cuando abandones una red social. ¿Dejarías tu casa abierta al irte?

Después:

  1. Preguntarte:
    1. ¿Has conseguido lo que buscabas?
    2. ¿Cómo te sientes después de ver estos contenidos?
    3. ¿Qué puedes hacer mejor la próxima vez? ¿Cómo le puedes sacar mejor partido para ti?

 

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