Prevenir lesiones en Pilates
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Las lesiones en Pilates
El concepto de lesión se aplica a todos los procesos que destruyen o alteran la integridad de un tejido o parte orgánica, ya sean agudos, como ocurre por ejemplo en un esguince, fisura o rotura, o bien crónicos, relacionados con procesos inflamatorios o degenerativos. La definición de lesión por práctica deportiva sería el daño corporal que se produce como resultado de la participación en deportes o ejercicios físicos, en este caso Pilates.
Suelen ser el resultado de la aplicación sobre el cuerpo, o sobre parte de él, de fuerzas que exceden su capacidad de resistencia, y se pueden clasificar como lesiones agudas o crónicas. Las agudas son aquellas que tienen un inicio repentino, como resultado de un traumatismo, mientras que las crónicas tienen un inicio lento, con aumento gradual del daño estructural.
Tanto si son agudas como crónicas, las lesiones pueden tener un origen autógeno, por causas de la acción dinámica del practicante, y/o ser exógenas, por contacto corporal o descoordinación, aunque cabe decir que, en Pilates, cuando se da la lesión es casi siempre de carácter autógeno, dado que no existe contacto directo con los otros practicantes. Por tanto, si se produce una lesión de carácter exógeno, no será por la realización de la actividad de Pilates, sino a la entrada o salida de las instalaciones o por el contacto incorrecto con aparatos.
Para algunos autores, la lesión deportiva ha de mantener al deportista fuera de la competición y requiere atención médica. Podemos aplicar esta misma idea al método Pilates. Una lesión puede afectar a cualquier estructura corporal, aunque generalmente tiene una mayor incidencia sobre el aparato locomotor.
Principales causas
Las causas principales de las lesiones musculares son:
- Acumulación de fatiga, debido a intensidad elevada y duración prolongada de una actividad. Durante el proceso en que aumenta la fatiga muscular, se reduce la capacidad de absorber energía y de generar tensión durante la contracción excéntrica, por lo que se mantiene la capacidad de estiramiento fibrilar.
- Alteración en el equilibrio muscular. Para llevar a cabo un movimiento determinado, un grupo muscular realiza la función principal, otro grupo actúa de apoyo y otros se oponen a él. Para que un músculo pueda contraerse correctamente otro tiene que relajarse, permitiendo así la movilidad normal. La contracción desproporcionada de un músculo puede provocar que su antagonista no soporte la tracción y llegue a romperse.
- Cambio de sistema de trabajo y de las superficies de entrenamiento. Este tipo de modificaciones puede generar un grado de fatiga muscular mayor del acostumbrado, lo que puede producir accidentes.
- Otros factores. Están relacionados con condiciones meteorológicas o de temperatura ambiental, tanto excesivamente fría como lo contrario; el material o recursos utilizados; problemas nutricionales del practicante; falta de descanso; infecciones; problemas articulares; etc.
Lesiones más habituales y cómo abordarlas
Entre las lesiones más frecuentes en un practicante de Pilates, podemos encontrar las siguientes:
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Sobrecarga muscular:
Se trata de una lesión benigna, con presencia de molestias musculares que aparecen al iniciar la sesión de entrenamiento y que no limitan la realización del movimiento. En estos casos se produce dolor a la contracción y cuando se realiza la palpación del músculo, este aparece doloroso y tenso. Lo mejor en estos casos es detener las repeticiones de ejercicios y proceder con estiramientos suaves.
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Contractura muscular:
Es otra lesión benigna. Se trata de una contracción involuntaria, duradera o permanente, de uno o varios grupos musculares. En la exploración se observa una zona de hipersensibilidad dolorosa que se acentúa cuando el paciente realiza una contracción muscular contra resistencia. El grado de elasticidad muscular está claramente reducido. Como en el caso anterior, lo mejor es el descanso y estiramientos suaves.
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Elongación muscular:
Es una lesión reversible y aparece con un dolor de tipo moderado. Tiende a recuperarse tras unas horas. Son lesiones que no suelen impedir terminar la actividad física durante la que han aparecido, ya que se deben a un estiramiento de fibras musculares sin llegar a la rotura. Al no haber rotura de fibras, tampoco aparece hematoma. El período de recuperación oscila entre 5 y 10 días, y el diagnóstico diferencial se realiza por técnicas de imagen, como radiografías, ecografías, etc. El tratamiento se basa en un vendaje compresivo durante las primeras 48 horas y aplicación de hielo varias veces al día en períodos de 10 minutos. En cuanto remita el dolor y no aparezca durante el estiramiento y la contracción del músculo afectado, se puede volver a la actividad normal.
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Distensión muscular:
Es una lesión que provoca dolor muscular localizado con lesión anatómica y hemorragia más o menos importante, que se acompaña de hematoma. Está asociada a la rotura fibrilar de un número importante de fibras y fascículos musculares que provoca retracción, impotencia funcional y dolor vivo y lacerante de aparición aguda y súbita. La sensación que refieren la mayoría de las personas que sufren esta lesión es parecida a una puñalada, que obliga a finalizar la actividad que se estaba realizando. La zona afectada rápidamente se inflama, y al cabo de unas horas aparece el hematoma. La recuperación se tarda entre 3 semanas y 2 meses. El diagnóstico se suele establecer mediante ecografía. El tratamiento requiere un reposo activo, es decir, no practicar actividad intensa de la zona lesionada, pero sí de las otras mientras no impliquen el movimiento local del área lesionada. Se puede considerar la vuelta al ejercicio o actividad normal cuando no se sienta dolor durante la contracción del músculo lesionado.