El taichí chuan como terapia

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Beneficios del taichí para el sistema nervioso
Tradicionalmente la práctica del taichí chuan, además de un arte marcial, también se ha visto como una terapia con numerosos beneficios para la salud, lo que explica que haya sido un arte muy popular en la antigüedad y extendido hoy en todo el mundo.
Es sabido que el sistema nervioso rige y controla todos los demás sistemas y órganos de nuestro organismo. Apoyado en las actividades del sistema nervioso, el ser humano puede afrontar cualquier circunstancia y adaptarse a continuas transformaciones internas y externas, pues los diversos sistemas del cuerpo se unifican y coordinan con su actividad y sus reacciones.
Al iniciar la práctica del taichí, es necesario concentrar en ella toda la atención, es decir, se requiere sobre todo concentración antes que fuerza. De hecho, esta condición constituye un factor importante para el entrenamiento correcto de las actividades cerebrales.
En esta fase adquiere notable trascendencia el concepto de dantien (tan tien), cuyo nombre puede ser traducido como «campo del elixir» o «centro del cinabrio». Se trata de una serie de centros de energía distribuidos en determinadas zonas del cuerpo humano y que en el hinduismo y el budismo son llama- dos chakras.
Los maestros taoístas establecieron tres dantien interrelacionados entre sí en los que residen la esencia (jing), la energía (qi) y el espíritu (shen):
- Dantien inferior (xia tan tien): Es donde se concibe el embrión espiritual y el manantial de la energía humana, situado en el esperma, en el caso del hombre, y en la sangre menstrual, en el de la mujer. El qi almacenado en el dantien inferior se denomina «qi de agua» (shui qi). Se le asocia con la Tierra, la cavidad pelviana y las energías sexuales.
- Dantien medio (zhong tan tien): Está considerado el centro donde se produce y almacena el qi adquirido (hou tianqi) procedente del aire respirado y los alimentos ingeridos. Se localiza a la altura del diafragma, en el plexo solar. Se le asocia con el pensamiento emocional (xin), la auto- estima y el ego personal. El qi almacenado en el dantien medio se denomina «qi de fuego» (huo qi).
- Dantien superior (shang tan tien): Es el que gobierna el pensamiento racional (yi), la voluntad o el razonamiento. Su apertura permite recoger el qi celeste (tian qi) y el cultivo del espíritu (shen). Se sitúa en el cráneo y se le asocia con el cielo, el cerebro y la conciencia.
Como podemos deducir, la correcta concentración en los tres dantien existentes en el cuerpo humano generará una sensación de bienestar físico y mental.
Mantenerse en paz y tranquilidad, liberándose de las interferencias del entorno y de los pensamientos negativos, forma parte del proceso destinado a potenciar la energía mediante la práctica constante del taichí. Se trata de lograr la coordinación armoniosa entre la apariencia y la energía interna que ocupa todos los órganos del cuerpo humano.
Sistema respiratorio y corazón
La práctica del taichí chuan sirve para mejorar el sistema circulatorio, aumentar la capacidad vital, incrementar las contracciones y dilataciones periódicas de los músculos e impulsar la circulación de la sangre.
Como ya sabemos, el corazón es un órgano muscular situado en el tórax y que actúa como motor de la circulación de la sangre. Un practicante veterano de taichí chuan adquiere una prolongación de las dilataciones del corazón, con lo que este órgano puede permanecer durante más tiempo en fase de descanso y, en consecuencia, su funcionamiento y el de todo el organismo mejoran.
Así, el correcto funcionamiento de la circulación de la sangre que proporciona el corazón hace que aumente la asimilación del oxígeno en los tejidos y que disminuya la acumulación de ácido en los músculos, con lo que se logra reducir la fatiga y postergar el cansancio. Y todo ello favorece la prevención de dolencias cardiacas, hiperlipemia y arterioesclerosis.
La práctica adecuada del taichí chuan exige una respiración profunda, larga, suave y coordinada que incrementa las contracciones y dilataciones del diafragma y del abdomen. Por consiguiente, aumenta también la fuerza de tracción entre los pulmones y el tórax, eleva la capacidad vital de los pulmones y acrecienta la superficie de contacto en los vasos capilares y los alveolos, por lo que se refuerza el proceso de oxigenación y de reducción del dióxido de carbono en el cuerpo.