El ascenso de la energía a través del yoga
El yoga, igual que otras disciplinas antiguas, contempla la constitución humana como un entramado de centros y canales por donde circula la energía vital. La finalidad de las prácticas del yoga es conseguir que esta energía circule libremente y ascienda.
Tabla de contenidos
La kundalini y los nadis en el yoga
Los cuerpos físico y sutil están compuestos por una importante red de nadis, que es por donde circula el aliento o la energía, y que incluyen venas y nervios. Se ha mencionado anteriormente que algunos textos citan cientos de miles, si bien los más significativos serían entre 10 y 14.
Los nadis que desempeñan los papeles principales en el yoga, pero no exclusivos, se reducen a tres: Ida, Pingala y Susumna. Están relacionados con el despertar y el ascenso de la kundalini. Estos tres nadis se representan como una vara central, que sería Susumna, por la que suben entrecruzándose dos líneas laterales, una inicia su trayecto en la base derecha y la otra en la izquierda. El punto de cruce de los tres nadis corresponde a la situación de los chakras principales, con los que se conectan. La imagen es la misma que representa el caduceo de Hermes.
Ida y Pingala aportan las dos respiraciones y la energía al cuerpo sutil. Las fosas nasales, cada una de ellas perteneciente a uno de estos dos nadis, regulan todo la actividad del cuerpo y la mente. Normalmente la respiración predomina en una de ellas dependiendo de la hora del día. Ida y Pingala transportan el aire, pero las diferentes escuelas les han atribuido diversas formas de hacerlo. Comúnmente se suele decir que el aire inspirado descenderá por Ida hasta el tronco para exhalarse por Pingala. Cuando el flujo de la respiración se iguala en Ida y Pingala, se armoniza la actividad entre los hemisferios, lo que permite a Susumna su activación y el aporte significativo de energía al cerebro que esto supone.
Susumna es el camino de la iluminación, el camino de en medio, es la muerte del yo al entrar en samadhi, mientras que Ida y Pingala son la vida y por tanto la trampa. Es neutro, ni macho ni hembra, tiene su origen en el Muladahara Chakra, el lugar de encuentro de los tres nadis, asciende por la médula espinal hasta el paladar y finalmente se une a Sahasrara Chakra.
Kundalini es la serpiente enroscada en Muladhara Chakra. Es la diosa, la energía, es la puerta de la liberación del yogui. Su activación empieza con la llegada del prana mediante Ida y Pingala. Esto aviva el fuego que despierta la serpiente y los dos nadis Ida y Pingala cesan toda actividad, empieza la ascensión de la kundalini, gracias a la fuerza del prana, por un fino conducto en Susumna, atravesando uno a uno los chakras. Para que la kundalini pueda elevarse, es preciso practicar asanas. Durante la elevación, el kumbhaka, el yogui ha de mantenerla dentro del Susumna y hacerla remontar hasta la coronilla, realizando en cada chakra una meditación sutil, mientras detiene totalmente la respiración. Se trata de una técnica difícil dada la exigencia del kumbhaka.
Cuando la kundalini despierta, se produce un calor intenso por donde pasa, es decir, por toda la columna vertebral, mientras que el resto del cuerpo, que aporta toda su energía, se vuelve frío. Según algunas escuelas, se puede acelerar el proceso mediante ciertas prácticas sexuales. Kundalini se despertará cuando haya una importante detención de la respiración o de la emisión seminal. Despertar la serpiente representa un gran esfuerzo, y diferentes textos advierten del peligro de conseguirlo sin estar preparado para ello.
Relación con los chakras
La kundalini tiene que hacer su ascenso paso a paso, pasando por cada uno de los siete chakras principales, sin saltarse ninguno, y el despertar de la serpiente se produce durante el kumbaka. Pero para que este viaje pueda producirse, los chakras han de encontrarse en un estado armónico. Por tanto, hay que liberarse previamente de toda impureza y de todo bloqueo, que actúan a modo de obstáculos. Podemos dividir estos obstáculos en dos grupos: aquellos que son producto de la acumulación durante la vida del adepto, o aquellos que están implícitos en la condición humana llamados granthis o nudos psíquicos.
Mucho antes de que la kundalini se eleve por Susumna, el practicante debe trabajar concienzudamente sobre sus centros psíquicos, lo que supondrá cambios en todos los ámbitos de su vida. La tarea se empieza por el chakra de la base, Muladhara. En él, aparte de lo personal, se encuentra uno de los nudos psíquicos, el Brahma Granthi. El hombre se siente separado, desconectado de la tierra, esto produce miedo y le conduce a instrumentalizar el mundo que le rodea y a aferrarse al placer de lo material para poseerlo.
En Svadhistana Chakra encontramos los bloqueos que el sujeto haya podido adquirir durante su vida, vinculado al deseo sexual y a la culpa. Manipura Chakra tiene que ver con la construcción del ego, donde habita la ira. Otro nudo psíquico lo encontramos en Anahata Chakra, elemento aire. Se trata del Visnú Granthi, y está estrechamente ligado a la necesidad desmesurada de ser amado y al apego a las propias emociones, a las que el sujeto no está dispuesto a renunciar; esto puede llevar a la búsqueda de una vida centrada en la pasión. La principal dificultad de Vishuddha Chakra estriba en la utilización de las palabras para manipular la realidad, ya sea hacia uno mismo con el autoengaño o hacia los otros con mentiras.
El último nudo psíquico se encuentra en Ajna Chakra. Es el Rudra Granthi y está relacionado con el apego a la propia conciencia individual, al mundo de las propias ideas, a maya. Con respecto al último tramo de la kundalini, Sahasrara Chakra, no se le atribuyen residuos porque ya no pertenece a la conciencia individual. En este último paso, el adepto se ha de centrar en trascender la conciencia individual para fortalecer la conexión con la realidad última. Así, cuando llegue la serpiente podrá realizarse la unión perfecta entre Shiva, principio masculino, y Shakti, principio femenino.