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La biomecánica aplicada al yoga

La biomecánica aplicada al yoga

Escrito por Joan Bertran

Desarrollar una mayor comprensión sobre anatomía y la biomecánica del cuerpo es esencial para la realización correcta de los ejercicios de yoga. Saber no solamente qué posturas hacer sino también cómo hacerlas marca la diferencia entre sanarnos y dañarnos.

¿Qué es la biomecánica y qué tiene que ver con el yoga?

La biomecánica es una disciplina científica que tiene por objeto el estudio de las estructuras de carácter mecánico que existen en los seres vivos, fundamentalmente del cuerpo humano. Esta área de conocimiento se apoya en diversas ciencias biomédicas, utilizando los conocimientos de la mecánica, la ingeniería, la anatomía, la fisiología y otras disciplinas, para estudiar el comportamiento del cuerpo humano y resolver los problemas derivados de las diversas condiciones a las que puede verse sometido. Hoy en día es posible aplicar con éxito, en los procesos que intervienen en la regulación de los sistemas modelos matemáticos que permiten simular fenómenos muy complejos en potentes ordenadores, con el control de un gran número de parámetros o con la repetición de su comportamiento.

En el caso del yoga nos permite poder entender de manera secuencial cómo alinear el cuerpo de la forma más adecuada, incrementar la estabilidad y maximizar la movilidad con las mayores precauciones y seguridad. Todas ellas son herramientas efectivas y necesarias tanto para los practicantes de yoga como para los profesores.

Normalmente este tipo de conocimientos se asocia a estilos de yoga terapéuticos, es decir, enfocados a la resolución de condiciones físicas adversas o problemáticas. Sin embargo, la aplicación de las bases de la anatomía y las aportaciones de la biomecánica deberían incorporarse a todo tipo de yoga, independientemente de su enfoque. De esta manera nos aseguraremos que las sesiones de yoga siempre sean placenteras y beneficiosas.

Un ejemplo de cómo aplicar la biomecánica al yoga

Normalmente relacionamos los conocimientos anatómicos con láminas o modelos dibujados en dos dimensiones sobre los libros. Pero las limitaciones de este método es que las imágenes y descripciones no representan verdaderamente como se mueven y adaptan a las circunstancias las personas reales. Ninguna persona es igual a los modelos de los libros o los esqueletos de plástico. La gente real lleva una historia detrás también en lo que se refiere a su postura y movimientos. Los pesos del pasado están integrados en nuestros tejidos y definen nuestra capacidad de soportar los fardos futuros. Y esto no se puede inferir de un gráfico o fotografía.

A modo de ejemplo, si miramos la articulación de la rodilla en un libro de texto podemos pensar que la rodilla actúa como una bisagra. Con esta comprensión anatómica parcial, decidiremos realizar flexión y extensión como haríamos con una bisagra y evitaremos los movimientos rotatorios ya que nos parecerá que no está diseñada para eso. Como resultado, los ligamentos alrededor de la rodilla se acostumbran a soportar pesos en el plano sagital, perdiendo la capacidad de aguantar pesos desde otras direcciones.

En realidad la articulación de la rodilla tiene seis ángulos de movimiento: flexión y extensión, rotación externa y rotación interna, angulación hacia fuera y angulación hacia dentro, basculación anterior y basculación posterior, movimiento medial y movimiento lateral, compresión y distensión. Con la idea de mantener la rodilla segura trabajando solamente la flexión y la extensión, estamos aumentando el riesgo de lesiones. No se trata de romper con la alineación del cuerpo, uno de los aspectos clave del yoga. Pero sí que podemos tratar de ampliar nuestra comprensión de la alineación incluyendo la biomecánica a la hora de interpretar el comportamiento de nuestros tejidos y la adaptación a los pesos. Seguramente nos sorprenderá ver como una pequeña aportación de la biomecánica puede estar presente e influir en lo que hacemos en una sala de yoga. La suma de los conocimientos en anatomía y de la biomecánica (que incorpora la anterior) nos puede llevar a encontrar soluciones en nuestra práctica o enseñanza diaria.

Lógicamente estos conocimientos podremos aplicarlos en innumerables otros ejemplos y circunstancias. Podríamos afirmar que en tantas situaciones como posturas de yoga existen. Sin embargo, para llegar a ello debemos estudiar a fondo la anatomía humana, el funcionamiento del sistema muscular y esquelético y combinarlo con las aportaciones de la biomecánica. Casi nada, pues profundizar en estas disciplinas vinculadas al yoga puede suponer el trabajo de una vida. Por ello habrá que ir paso a paso, incorporando las informaciones a medida que las vamos poniendo en práctica. Si consideramos que este gran esfuerzo tiene sentido para nuestra actividad, a la larga se verá recompensado cuando veamos que nuestra práctica mejora con las adaptaciones que introducimos y como nuestros alumnos agradecen las variaciones que les proponemos porque se adaptan mejor a sus posibilidades y características.

¿Incorporas conocimientos de anatomía y biomecánica a tu práctica de yoga? ¿En qué casos crees que puede ser más importante incorporar estas disciplinas?

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