La respiracion en yoga
Respirar es la función más básica del ser humano. La vida empieza con nuestra primera inhalación y termina con nuestra última exhalación. Podemos sobrevivir sin comida ni agua por muchos días, pero sin la respiración no podríamos vivir ni tan sólo por unos cuantos minutos. Respirar es vital. Por ello, el sistema de respiración del yoga nos entrena para tener conciencia de la fluidez de la respiración.
La importancia de la respiración y el papel del yoga
Nuestra respiración tiene un efecto muy profundo en nuestra calidad de vida. El acto de la respiración usualmente es automático e inconsciente, por lo que el Pranayama o ciencia de la respiración en yoga nos brinda la conciencia de estar alertas y atentos a la respiración.
Por lo general, nuestra respiración es poco profunda, ya que sólo usamos la parte superior de los pulmones, aproximadamente la quinta parte de su capacidad. Una respiración tan superficial priva al cuerpo del oxígeno y del prana. El sistema inmunitario es el primero en responder a esta respiración dando paso a un envejecimiento prematuro, enfermedades y una baja calidad de vida.
Prana y Pranayama
Prana significa energía o fuerza vital y está presente en todo lo que nos rodea. Aunque a veces se asocia con el oxígeno, el elemento esencial en el aire que lleva la carga vital del prana resulta que no es ni el oxígeno, ni el nitrógeno ni los gases químicos sino más bien los iones negativos. Éstos, altamente activos, llevan una carga eléctrica equivalente a la de un electrón. En la naturaleza el aire es ionizado por la acción de pequeñas ondas magnéticas del sol y los rayos ultravioleta, estos bombardean las moléculas del aire e irradian la energía vital hacia el resto de la materia. Se ha establecido más allá de toda duda que hay un campo eléctrico existente entre la tierra y la atmósfera. Este campo con su correspondiente corriente eléctrica pasa a través de las células, los órganos y todo el sistema nervioso, siendo capaz de estimular tanto el metabolismo como las demás funciones del organismo. Entonces podríamos decir que el prana está alrededor de nosotros, es por eso que el simple hecho de estar entre la naturaleza se torna en un excelente ejercicio para mantenernos con buena salud y equilibrio entre mente y cuerpo. Si el campo energético está débil, la falta de vitalidad será manifestada por nuestro cuerpo en forma de cansancio, estrés o entumecimiento.
La respiración del yogui se denomina Pranayama, que significa adquirir el conocimiento de la fuerza vital de la respiración. Si Prana es la fuerza de la vida, Yama es control. Así tradicionalmente se le traduce como el control de la energía vital. Podemos practicar las asana o posturas de yoga sin preocuparnos del prana, ya que las posturas aseguran casi automáticamente el equilibrio pránico. Sin embargo, si deseamos progresar, hay que sobrepasar este estadio de ejecución puramente mecánico, para pasar al estadio de Pranayama.
Beneficios de Pranayama
Se considera que una de las finalidades del yoga es controlar conscientemente el metabolismo pránico (asimilación de la energía vital) de manera que aumente nuestra energía física, mental y psíquica. Sus principales beneficios tangibles son:
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Posibilita el puente que une la mente con el cuerpo.
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La optimización de la absorción de prana mejora varias funciones de nuestro cuerpo: capacidad pulmonar, circulación, estimula la digestión, sistema nervioso central, sistema inmunitario.
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Aumenta la memoria, el dominio de uno/a mismo/a, la capacidad de atención y estar presente.
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Ayuda al control de las emociones, da más claridad a la mente y en general aporta un estado de relajación.
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Estimula la respiración celular, aumenta la absorción de oxígeno y equilibra el sistema nervioso.
Requisitos para una buena respiración
Partiremos del hecho que todos los ejercicios de yoga (asana, bandha y mudra), no tan sólo las técnicas estrictamente respiratorias, tienen como objetivo la regulación del prana en nuestro organismo. En cualquier caso, hay que tener en cuenta unos requisitos previos, antes de realizar cualquier ejercicio:
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El primer paso es tomar consciencia de como respiramos. De manera superficial o profunda, por la nariz o por la boca.
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Es mejor practicar con los ojos cerrados ya que así se aumenta la habilidad de concentración.
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La práctica de asanas nos permite mantener una columna flexible y maximizar la circulación pránica, básico para realizar pranayama.
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Los ejercicios se realizan con la espalda recta en Padmasana, Siddhasana, Vajrasana o bien en una silla.
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Se recomienda comenzar lentamente y aumentar gradualmente el tiempo de permanencia en un pranayama.
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La práctica sin forzar y en un ambiente relajado es lo más indicado.
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Para respirar bien hay que relajar previamente la musculatura.
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Premiar la concentración y el ritmo por encima de la duración de la respiración.
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El objetivo es que nuestra respiración por defecto sea cómoda, profunda, lenta, uniforme, silenciosa y suave.
Escuchar nuestra respiración e ir recuperando nuestra respiración natural (nasal y profunda) es un paso necesario para desarrollar una buena salud y un bienestar global.
Observa como está ahora mismo tu respiración. ¿Es lenta o rápida? ¿Superficial o profunda? ¿Qué sensaciones acompañan la respiración que tienes ahora mismo?